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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Un belén, muchas banderas de España y Almeida firmando Constituciones

“Deberían quitar la bandera porque está tapando todo el belén”, dice una pareja de monjas mientras mira el templete de la plaza de Chamberí. Por primera vez en varios años, el lugar alberga las figuras de la navitidad de Jesús, pero esta mañana solo se divisa el ángel y la cabeza de San José. El resto está tapado por el rojigualda de la bandera de España que le han puesto delante porque el lugar acoge este jueves el acto municipal de homenaje a la Constitución.

Las monjas velan por lo suyo -la fe y los símbolos religiosos-, aunque han salido de su convento de las Siervas de María para ver el acto de homenaje a otro símbolo -la Constitución-, que consiste en la lectura de varios artículos de la Carta Magna y el izado de un tercer símbolo, el de una gran bandera de España (7,5 metros, casi como un camión) ante los concejales del Ayuntamiento de Madrid y unos 80 escolares de dos colegios del distrito, uno público -el Fernando el Católico- y otro concertado -Maristas Chamberí-.

En una mañana llena de símbolos y de un frío nada simbólico el alcalde de Madrid, Martínez Almedia, aparece en chaqueta después de la Junta de Gobierno que acaba de celebrar en el edificio municipal junto al convento de monjas y protagoniza otro momento icónico junto a los niños, cuando uno le pide un autógrafo en los ejemplares de la Constitución que les acaban de repartir. El alcalde lo mira, sonríe y se lanza a rubricar la Carta Magna mientras el resto de alumnos que le rodean se lanzan a intentar cazar otro autógrafo constitucional.

Pasado el pequeño tumulto, concejales y equipo de Gobierno se sientan y comienza la lectura de varios artículos de la Constitución. Lo hace una de las alumnas, después la vicealcaldesa, Begoña Villacís, feliz de estar en su distrito porque se declara “chamberilera, y a mucha honra” y después Almeida, que tras los autógrafos se despacha a gusto contra las conversaciones y acuerdos de estos días entre el PSOE y los nacionalistas catalanes, además de acabar su discurso con un “¡Viva España!”. Luego le acusarán de haber “politizado” el acto desde Más Madrid, presente en el acto con dos concejales, un poco detrás de Pepu Hernández (PSOE) y de Ortega Smith (Vox), que no pierden detalle en primera fila.

Leídos los artículos constitucionales, el público se percata de la presencia de la banda de la Policía Municipal, que entona el himno a España mientras varios agentes uniformados a la antigua usanza (de esos con penachos en la cabeza) cogen la bandera de 7,5 x 5 metros y la llevan hasta el mástil de 18 metros que espera desde hace unos días la enseña nacional. Una locución pide a los presentes ponerse en pie como símbolo -otro más- de respeto. Después, foto de rigor de los grupos municipales con la bandera -Más Madrid lo más lejos posible de Vox- y a casa.

En las despedidas está especialmente sonriente Javier Ramírez (PP), el concejal de Chamberí que ideó el tema de la bandera gigante y que con el izado consiguió traer a su distrito a la Junta de Gobierno de este jueves. “Ha salido bien, salvo por el frío”, se el oye decir. Un poco más allá, dos señoras mayores chamberileras de toda la vida miran con orgullo la tela rojigualda y una pregunta a la policía: “¿Esto se va a quedar aquí para siempre?”. “Qué bonita, ojalá que dure mucho”, le advierte su compañera. “O, por lo menos, hasta el próximo cambio de Gobierno”, añade dubitativa.