La sede del Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) acogía ayer lunes una nueva edición de Madrid Futura, un debate abierto al público en el que políticos, arquitectos, urbanistas, empresarios y responsables del transporte en la ciudad analizaron el plan del Ayuntamiento de Madrid que pretende peatonalizar parcialmente la Gran Vía.
En él participó José Manuel Calvo, delegado de Desarrollo Urbano Sostenible del Ayuntamiento de Madrid, quien adelantaba que la Gran Vía del futuro «tendrá árboles» y que también se está estudiando la posibilidad de crear una zona ajardinada más amplia «queremos una Gran Vía verde y en esa línea vamos a trabajar», detalló Calvo.
En cuanto a los tiempos del proyecto, el responsable de urbanismo del Ayuntamiento de Madrid explicó que en este momento «se está redactando el proyecto, al que se añadirá la consulta ciudadana en un plazo de tres mesesconsulta ciudadana».
Posteriormente tendrá lugar la licitación de las obras, proceso que «durará entre cinco o seis meses». Teniendo en cuenta todas las fases previas, según las estimaciones del Ayuntamiento de Madrid, todo estará preparado para que los trabajos empiecen «en el último trimestre del año».
«No sabemos hasta qué punto nuestras decisiones van a configurar la Gran Vía del mañana, pero lo que sí tenemos claro es que no queremos que el centro caiga en los errores que ya se están produciendo en otras zonas», subrayaba Manuela Carmena.
Convencida de la necesidad de reducir el problema del tráfico, la alcaldesa de la ciudad considera prioritario «no convertir la ciudad en una estructura de paso» y que el proyecto de peatonalización de Gran Vía es precisamente evitar su uso como vía para cruzar Madrid de una parte a otra.
Una visión global y coordinada
Una peatonalización que según Carmena no se hará a cualquier precio y que contará con las necesidades de residentes y comerciantes, pues no quiere que el Centro se convierta en un espacio sin vecinos y que los empresarios no puedan desarrollar su actividad con normalidad.
Borja Caravante, Consejero Delegado de Metro, considera que «es necesaria la coordinación y debate conjunto entre todas las administraciones competentes» al tratarse de una vía con impacto directo sobre toda la ciudad.
Por su parte, el decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, José María Ezquiaga, valoró la apuesta del Ayuntamiento por el cambio del modelo de ciudad, pero hizo un especial énfasis en la importancia de «cuidar a los residentes, la carga y descarga y el transporte público que atraviesa la ciudad».
Juan Pablo Lázaro, presidente de la Confederación Empresarial de Madrid-CEOE (CEIM), pidió que este proyecto de tanta envergadura se consensúe con todos los elementos implicados, independientemente de su ideología política.