Sin duda alguna, uno de los problemas con los que conviven los vecinos de Centro es el de la suciedad. Algo que se incrementa debido al número de visitantes que reciben tanto de día como de noche. Pero en ocasiones son los propios vecinos propietarios de mascotas los que no tienen un mínimo de civismo.
Es sabido que los barrios de Malasaña y Chueca cuentan con un alto número de vecinos con perros, de hecho muchos de los establecimientos de ambos barrios son de los llamados dogfriendly. Sin embargo, también es cierto que muchos de ellos no recogen los excrementos de sus mascotas, lo que genera el hartazgo de sus vecinos.
En las últimas semanas hemos podido ver por Madrid y en particular en nuestro barrio y el vecino Malasaña, cómo algunos de estos excrementos se han convertido en soporte para diversos mensajes firmados como “cacas educadas”.
Estas intervenciones son iniciativa del artista RockaBrut, que reside en nuestro barrio. Siempre ha estado vinculado a las artes gráficas, fotografía, grabado y serigrafía. Además ha sido miembro del colectivo Interruptus (colectivo artístico alrededor del sexo) desde su formación.
También en el mundo de la música ha formado parte de bandas con cierto renombre en su momento dentro del circuito underground, entre ellas Soul Bisontes y Animal Cannibal.Animal Cannibal
Sin embargo, en esta ocasión cacas educadas no pretende ser una obra de autor firmada por él, sino que busca que cada ciudadano cree sus propias etiquetas y salga en busca de estas cacas maleducadas que no deberíamos encontrar por nuestras aceras y parques.
Cacas educadas nace como parte de un proyecto que el propio RockaBrut está llevando a cabo para el Máster en Educación Artística en Instituciones Sociales de la facultad de Bellas Artes de la UCM.
El propio artista cuenta a este periódico la finalidad del proyecto:
«En primer lugar esta propuesta pretende concienciar a los habitantes de la ciudad, especialmente a los poseedores de perros, que más allá de las normas y legislaciones al respecto, el hecho de no recoger los excrementos de sus mascotas es un atentado contra el bienestar, la salud y la buena convivencia del conjunto de ciudadanos.
En segundo lugar aprovechar las cualidades metafóricas del material para lanzar mensajes que adquieren nuevos significados e interactúan con su entorno.
Y en tercer lugar analizar la eficacia y el impacto de la propuesta como herramienta de denuncia y crítica social.»
No es la primera vez que se realizan acciones de este tipo a modo de denuncia, como ya pudimos ver con las actuaciones del colectivo Guerrilla Art en Malasaña. O incluso medidas extremas que tuvieron que tomar algunos vecinos de la calle Galería de Robles en Malasaña.
Sin duda, una manera original de denuncia y llamar la atención ante la falta de civismo de algunos de nuestros propios vecinos propietarios de perros.