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3 de noviembre de 2020 00:00 h

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La nueva propuesta gastronómica en Chueca es Roostiq, el nuevo restaurante de Augusto Figueroa 47 que nos acerca una propuesta de productos de temporada y donde destacan dos elementos fundamentales. Por un lado la cocina de fuego en tres variantes, y por otro contar con su propia finca de donde traen la materia prima que utilizan día a día.

Finca Roostiq: De su dehesa de 150 hectáreas en Palazuelos, Ávila, llegan cada día las hortalizas, pollos de corral y cerdos de bellota con los que se elaboran los platos según la temporada. La materia prima se completa con proveedores locales de carne de vaca del País Vasco.

Cocina a fuego: del sumo respeto por el producto de calidad, nace la cocina a fuego en tres variantes: fuego de leña en su horno napolitano, en el que se elaboran pizzas artesanas, arroces y pescados; fuego de carbón en su parrilla para las carnes, y recetas a fuego directo salteando el alimento a la llama, como las acelgas.

Un pedacito de Ávila traído a Madrid para compartir y disfrutar en torno a una mesa. La base de Roostiq son sus productos de finca y el fuego es la herramienta perfecta para respetarlos en el proceso de elaboración. Tanto a través del horno napolitano, de la parrilla o directamente salteando a la llama, el fuego consigue que la humedad de los alimentos se conserve ofreciendo sabores únicos. “Vinieron desde Italia y lo pusieron ladrillo a ladrillo. Hasta los materiales se los trajeron de Italia”, así cuentan en Roostiq cómo fue la construcción del horno napolitano, obra de la novena generación de una familia oriunda de la ciudad más poblada del sur de Italia y especializada en estas construcciones: su horno en servicio más antiguo tiene casi tres siglos. Este horno, que mantiene una temperatura de 485 grados, se encuentra en el centro de la cocina de Roostiq.

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