Expo: “Imprentas de la patria perdida” en el Cervantes

Ninguna otra ciudad francesa como Toulouse ha conservado tan profundamente en su memoria las huellas que dejaron los españoles que tras la guerra civil abandonaron el país. En esta ciudad se cuentan por miles las familias que asocian su origen español al drama de la «Retirada», el éxodo masivo que llevó a cruzar la frontera de los Pirineos, en febrero de 1939, a más de 450.000 personas.

Además de refugio de los exiliados de la Guerra Civil Española, Toulouse también se convirtió en un relevante foco de actividad política y cultural donde partidos políticos, sindicatos, asociaciones, ateneos, librerías y particulares siguieron convocando reuniones, mítines, congresos y manifestaciones; divulgando, adoctrinando, instruyendo y editando.

Los más prolíficos, los anarquistas, reimprimen a sus teóricos y difunden el libre pensamiento, el mutualismo, la libertad sexual, la medicina, la sociología; forjan el carácter y consolidan el ideal libertario, cimentado por la lectura y el conocimiento; recuperan y publican sus novelas breves que entretienen y crean conciencia.

Paralelamente, otros querrán dejar testimonio de su destierro con relatos autobiográficos, ensayos, textos de ficción o poemarios. La afirmación ideológica, la nostalgia de la patria, la entereza ante la adversidad, el rencor por la derrota, la refutación del franquismo, la esperanza del regreso, todo tiene cabida en la literatura del exilio.

Es en Toulouse donde el Instituto Cervantes abre en junio de 1996 su tercer centro de Francia, tras los de París y Burdeos. Y es en su biblioteca, que más tarde sería bautizada con el nombre de Manuel Azaña (del cual se expone un busto realizado y donado por el escultor Evaristo Belloti), donde se desarrollará una labor de búsqueda y recuperación de buena parte de la producción bibliográfica del exilio tanto en la región de Toulouse como en el resto de Francia.

El reto era enorme puesto que se trataba de publicaciones que, en su mayor parte, no habían sido catalogadas por los centros de documentación o las bibliotecas locales. Los libros y las revistas del exilio, publicados en castellano o en catalán, impresos en talleres locales y destinados al consumo restringido de los círculos de españoles exiliados o a su difusión clandestina en el «interior», pasaron desapercibidos para los responsables bibliográficos franceses, a pesar de que estas publicaciones daban cuenta de la labor editorial de una comunidad extranjera, la española, que contaba con una importante presencia en la región.

Una selección de 140 obras (revistas, periódicos, libros, postales, fotografía...) de este fondo, datadas entre 1792 y 1974, y el acceso a un ordenador con datos biográficos componen el Gabinete bibliográfico que se presenta en la sede del Instituto Cervantes en Madrid.

Todas ellas atestiguan la voluntad de resistencia, de sobreponerse al destierro, de superar el desarraigo, de mantener vivos lengua, cultura, memoria e ideales. Mirando al sur, más allá de los Pirineos, desde la hispánica Toulouse.