Por mucha resistencia que opongamos, cada diciembre llega –implacable– la Navidad. El Círculo de Bellas Artes celebra la Navidad con la instalación “Happy Crisismas”, una exposición en recuerdo de Luis del Campo ideada por el artista y cantante Paco Clavel en colaboración con La Rata de Antequera, Carmelo Arcos, Juan Sánchez. En ella hacen su propia interpretación de las fiestas, reuniendo una selección de portadas que dan un repaso al delirio navideño-musical que nos invade.
Durante años fiesta preferida en España: religiosa, aunque alegre y familiar, la Navidad tenía además su propia música y letra: «Canta, ríe, bebe…», decía un villancico, y otros animaban a armar la «marimorena» y a decir «cuchufletas», mientras se le daba a la zambomba, cantándole a los peces que bebían, bebían y volvían a beber en el río. La comida y la bebida debían ser abundantes, así que pavos, pollos y conejos debían suponer por qué sus dueños habían sido tan generosos en su alimentación… Como cantaba Emilio El Moro, «vamos a matar, que es nuestra costumbre siempre en Navidad».
Los villancicos debían sonar por todas partes en esas fechas y son muchos los artistas que –obligados por sus compañías discográficas o por voluntad propia– los han grabado en los más diversos estilos. La consigna podía ser: «dale a la pandereta» («que este niño vale más que las pesetas», como cantaba Marifé de Triana) o cualquier otra que invitara a cantar las peripecias de esa familia tan singular que llegó a Belén y tuvo que alojarse en el «portalín de piedra», como cantara Víctor Manuel.
“Happy Crisismas” homenajea una Navidad vista con menos ingenuidad y complacencia, con más humor y sentido crítico, que se alían con elementos típicos de la Navidad en el árbol «Feliz Sanidad», de Alfredo Velasco, que simboliza muchas de las cosas que van mal en el mundo, y más concretamente en España; mientras que Basurama aporta su capacidad para transformar en oro creativo y crítico todo lo que toca; Javier Granados añade un toque navideño a la ironía implícita en las mujeres de su obra; Joan Rass crea un árbol navideño al que sólo le falta cantar y Manolo Campoamor hace que exista una peculiar complicidad entre los visitantes y los Reyes Magos.