El VIII Premio Bubok ya tiene ganador. Se trata de Félix Chacón, autor de Segundas Personas, obra seleccionada por el jurado de entre los 150 manuscritos recibidos de todo el mundo recibidos por el certamen. El acto de entrega del premio tuvo lugar en la librería Bubok, en la calle Belén número 13.
Chacón venció a las otras nueve obras finalistas: La estela de Atenea, de Ignacio Martínez Buenaga; Murphy tenía razón, de Francisco Sanz Navarro; Robado, de Alejandro Caparelli; El secreto de los silvanos, De Regino Quirós Castro; La muerte de Soledad Olairich, de Manuel Llorens García; La casa de los once paraguas,
de Isabel Blas; ¡Vive Franco!, de Frolián de Loza; La Terapia, de Félix Fernández de las Hojas; y La orilla del olmo, de Antonio Vidal.
Profesor de Lengua y Literatura, Félix Chacón escribe prosa y poesía y tiene varias obras publicadas (con una de ellas llegó incluso a estar nominado al Premio Planeta). Además, participa en actividades literarias, como en el Festival Internacional de Poesía Voix Vives de Toledo, y en la Feria del Libro de Toledo, donde fue invitado a dar el discurso inaugural de la última edición.
«Segundas personas es mi libro más ambicioso y arriesgado. Trabajé en él durante varios años y fue un proceso largo y tortuoso. Y no solo porque me impuse la condición de escribir todas las historias en segunda persona, sino porque los personajes eran seres patéticos o perversos y, en ocasiones, llegué a pasarlo mal conviviendo con ellos», explicó el autor en la entrega del premio.
Tras dos años de lucha por conseguir su publicación y la negativa de un buen número de editoriales, decidió apostar por la edición independiente. Al ver el Premio Bubok, lo presentó «porque no tenía nada que perder, tampoco es que tuviera muchas esperanzas, ganar un premio literario donde hay en juego una buena edición es muy difícil. Supongo que lo mandé porque mi vitalismo viene siempre a equilibrar un poco mi pesimismo. Y a veces acierta».
Por su parte, Fernando Varela, editor de Lengua de Trapo, explicó que lo que más le llamó la atención al jurado «y lo que más calidad le da a la obra es, por un lado, que tiene argumentos y tramas muy bien construidos, casi cinematográficos y, por otro, que tiene siempre una vertiente de cierta trascendentalidad sobre el mal… Hay un trabajo muy serio sobre algo tan literario como es el estudio del mal».