Hay un plano de metro donde Sol es Jack Kirby y la culpa es de la mejor tienda de cómics de Madrid

Luis de la Cruz

27 de enero de 2024 01:00 h

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¿Qué tiene que ver la estación de Sol con Marvel, DC y los grandes del cómic de Estados Unidos? La respuesta está en el plano alternativo de metro de Madrid que ha elaborado la tienda de cómics y fantástico Akira. En su ejemplar, la estación decana de la red lleva el nombre de Jack Kirby, que probablemente sea el único autor que cabe en las tres categorías. El plano, que se consigue acercándose a la tienda, en el Barrio del Pilar, es la última chifladura de los autores de la que probablemente sea la mejor tienda de cómics y librería de fantasía de Madrid.

Jesús Marugán, uno de los fundadores, nos cuenta que el trabajo fue realmente laborioso. “La idea proviene del plano literario del metro que elaboró la Asociación de Editores de Madrid. Creíamos que era mejorable, queríamos que fuera coherente, con una temática para cada línea y que, en las estaciones que confluyeran varias, el nombre elegido pudiera estar en todas ellas. Participó la gente de las distintas secciones de la tienda y nos llevó todo el verano pasado”.

El plano no es una excentricidad sino una pieza más del largo recorrido de una tienda con vocación de laboratorio. Un poco más arriba hablábamos de chifladura y lo hacíamos desde la mejor de las intenciones, ¿a quién se le habría ocurrido convertir su enorme zona de cómic europeo en una catedral con rosetones y vidrieras de figuras heroicas?

 No hace falta, pues, ser muy observador para darse cuenta de que Akira no es una tienda de cómics al uso. Sus espacios apabullan. Pero pasear por Akira aún depara sorpresas, como el museo que alberga, con casi un centenar de originales. Trazos de las manos de Kim, Jan, Aragonés o Buscema, que harán babear a los aficionados. Sus paredes, que valen su peso en papel, parecen querer decir, “estos tíos van en serio”.

 Cuando un negocio familiar y de barrio es nombrado la mejor tienda de cómics del mundo

El Akira Cómics de hoy cuenta con 1080 metros cuadrados repartidos en dos plantas, en las que trabajan una docena de personas. “Es la más grande en su género de Europa que sepamos, supera a la conocida Forbiden Planet de Londes, que según sus propios datos tiene algo menos de mil metros cuadrados”, explica Marugán. Pero no siempre fue así.

En 1993 abrió la primera versión de Akira Cómics en un pequeño local del Barrio del Pilar, en la zona de las placitas. “Eran dos plantas de 25 metros cuadrados cada una”, recuerda Jesús. La aventura echó a andar cuando sus padres les plantearon a él y a su hermano Iván que querían poner un negocio familiar. No es habitual que unos padres pregunten a sus hijos qué empresa quieren montar…pero es lo que sucedió y, ellos, claro, apostaron por vivir de su afición, aunque les hicieron demostrar concienzudamente su viabilidad. El anime Akira había salido en 1988 y el manga de Katsuhiro ÅŒtomo aún seguía publicándose. El nombre caló.

Abrieron en un momento crítico: el sector se derrumbaba. “En los Estados Unidos hablan de los oscuros noventa; Marvel y DC atraviesan problemas, aparece el magic…”. Ellos aprenden el negocio rodando y el local se convierte en centro de peregrinación de chavales del barrio, que no estaban acostumbrados a disfrutar un establecimiento así sin tener que acudir al centro ¡y fuera de La Vaguada! Eran muchos los que se acercaban a jugar al magic –el primer campeón de España del juego de cartas salió de la casa– y pululaban alrededor de Akira.

Lo suyo con el Barrio del Pilar –su propio barrio– es una relación inquebrantable que rompe la norma no escrita por la que las tiendas chulas están en el centro de la ciudad, pero nunca se ha tratado de un asunto meramente económico. “El Barrio del Pilar es caro, aunque mucha gente piense lo contrario por no estar en el centro”. El siguiente local, en el que desembarcaron en 1997 (en la calle Finisterre), ya contaba con 110 metros cuadrados y costaba más de lo que se pagaba en la época en la zona de Luna y las calles de la trasera de la Gran Vía, donde radican la mayoría de tiendas del sector. “Lo sabemos porque hablábamos con los compañeros”.

En 2004 se ven obligados a moverse de nuevo por las pretensiones desmesuradas del casero. Miran a su alrededor, hacen números, y se dan cuenta de que pueden comprar y pagar menos que lo que se lleva el alquiler. Aún quedarían la ampliación de 2017, tras adquirir el local contiguo, y continuas reinvenciones. Y siguen en el barrio. “Sabemos que la gente que viene a la tienda lo hace porque quiere, a lo mejor ha tenido que atravesar Madrid desde Vallecas, no entra porque pasa por la puerta y eso mola muchísimo”, dice Marugán. De todas formas, son conscientes de que con el barrio no llega, desde el principio Akira Cómics se convirtió en referente para toda la zona norte de Madrid y ahora recibe visitas de todas partes del mundo.

El negocio continuó solo con los miembros de la familia como plantilla hasta que su crecimiento les lleva a contratar más gente. Jesús explica: “Entonces, mi hermano Iván supo ver la crisis y estábamos preparados, lo mismo sucedió con la Covid, si no hubiéramos tenido lista la plataforma de venta online…”. Durante estas tres décadas han visto abrir y cerrar muchas tiendas abiertas por aficionados con conocimientos pero poca preparación, “sucede igual que con los bares, hace poco lo hablábamos con Alberto Chicote, que es buen amigo”, explica.

En 2012 Akira Cómics se convirtió en la mejor librería del mundo. Ahí es nada. La Comic Con de San Diego hace entrega cada año del galardón Eisner Spirit of Cómics. “Es un premio que propuso el propio Eisner, el modelo de tienda de cómics de los noventa es el de la tienda de Los Simpson y se quería ir hacia otro o que no intimidara a los no aficionados, lo que la boutique del pan es a la panadería”, cuenta Jesús. Decidieron presentarse y lo consiguieron a la segunda, ex-aequo con la canadiense The Dragon. “Al año siguiente me vi allí, pusieron el vídeo de la tienda como ejemplo, desde entonces vamos siempre y todas las aventuras que han llegado (el museo, la catedral, los cuentacuentos) son hijos de ese premio. Nos dio un sentido de la vida”.

Jesús habla con satisfacción de la aventura vital de los Marugán-Escobar –“es un trabajo muy divertido, me pagan por hacer algo que me gusta”, dice– pero subraya el esfuerzo y la constancia que han sido necesarias para hacer de una pequeña de barrio la mejor librería de cómics y fantástico del mundo. Que no lo dice él, lo dijeron los americanos.