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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Manolo Vivanco y Gabino Sánchez, el adiós de un tipo de tenderos sin relevo generacional

18 de abril de 2022 00:59 h

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El Jueves Santo Manolo Vivanco cumplió 65 años. Fue tan sólo unos cuantos días después de que su vecino Gabino Sánchez hiciera lo mismo el 3 de abril. Entre los dos suman 90 años de servicio al público en el Mercado de los Mostenses y ambos se jubilarán en cuanto cierren los traspasos de sus respectivos puestos, algo que no tardará mucho en suceder.

Manolo lleva 50 años en Mostenses. “Mi vida ha sido esto. El mercado me lo ha dado todo y yo le he dado mucho. No me arrepiento. He disfrutado del oficio, de los amigos que he hecho aquí...”, cuenta este pescadero que comenzó fregando en el puesto de su primer jefe, Faustino Andrés, y que ha acabado con su propio negocio y cortando el pescado como nadie.

Por su parte, los de Gabino son 40 años al frente de Alimentación G. Sánchez, un ultramarinos de los de toda la vida que sigue teniendo en el bacalao, las variantes y las legumbres al peso sus principales reclamos.

“El negocio me ha permitido mantener a mi familia. No puedo quejarme. Me han tratado bien. Ha habido años buenos, regulares y malos. Los peores, estos últimos desde que apareció el coronavirus”.

Con estas pocas palabras es como resume Gabino sus varias décadas en Mostenses, donde llegó recién finalizado el servicio militar. De padre frutero y tíos con distintas tiendas, en dos de las cuales se inició en el oficio, reconoce sus ganas ya de jubilación: “Esto es muy esclavo. Nunca cierras, no puedes cogerte ni un puente y en todos estos años sólo he tenido 10 días seguidos de vacaciones”.

“El señor de los domingos”

La esclavitud a la que se refiere Sánchez la conoce también a la perfección Vivanco, quien reconoce que durante muchos años él ha sido “el señor de los domingos” para su hija y espera ahora descansar y poder disfrutar de sus nietos.

“Me casaba un sábado a las 17 horas y a las 13 horas estaba aún trabajando en la pescadería. Era 1979 y se lo tuve que recordar a mi jefe. No teníamos horarios. Antes se trabajaba mucho”, rememora con una sonrisa un Manolo Vivanco que una vez convertido en su propio patrón, y hasta el mismo día de hoy, no es que ganara en calidad de vida. “A las 4:15 de la madrugada estoy en Mercamadrid porque es cuando se pueden elegir las mejores piezas y a la 1:15 es cuando me he acostado porque espero el cierre de los restaurantes para ver lo que me encargan”.

No es extraño descubrir, después de ambos testimonios, que ni el negocio de Manolo ni el de Gabino vayan a tener continuidad dentro de su propia familia. Con ellos y con los pocos que quedan como ellos desaparece un tipo de tendero.

Sin Pescados Vivanco ni Alimentación G. Sánchez, el mercado de los Mostenses está a punto de perder dos lugares de calidad y referencia, que se unirán en breve al también reciente cierre -quién sabe aún si definitivo-, por problemas de salud, de otro de los clásicos de esta plaza de abastos, Casa Emiliano.

Emiliano, de 77 años, hace ya mucho tiempo que se podía haber jubilado y, sin embargo, había querido seguir al pie del cañón, siendo el comerciante que más años llevaba en Mostenses, título honorífico que ha pasado a ostentar, aunque vaya a ser por poco, Manolo Vivanco.

De la orfandad a la que se van a tener que enfrentar los clientes fijos de Manolo y de Gabino toca también hablar, aunque sea lo justo. “Se apenan por un lado pero se alegran por mí, porque saben que ya me toca descansar”, comenta Gabino. Manolo, por su parte, cuenta que va a costarle adaptarse a su nueva vida pero que sabe, por lo que le dicen, que sus clientes de años van a echarle mucho de menos porque no es fácil encontrar una buena pescadería.

El Jueves Santo Manolo Vivanco cumplió 65 años. Fue tan sólo unos cuantos días después de que su vecino Gabino Sánchez hiciera lo mismo el 3 de abril. Entre los dos suman 90 años de servicio al público en el Mercado de los Mostenses y ambos se jubilarán en cuanto cierren los traspasos de sus respectivos puestos, algo que no tardará mucho en suceder.

Manolo lleva 50 años en Mostenses. “Mi vida ha sido esto. El mercado me lo ha dado todo y yo le he dado mucho. No me arrepiento. He disfrutado del oficio, de los amigos que he hecho aquí...”, cuenta este pescadero que comenzó fregando en el puesto de su primer jefe, Faustino Andrés, y que ha acabado con su propio negocio y cortando el pescado como nadie.