El asesinato este lunes de Concha, una mujer de 61 años en su tienda de Tirso de Molina (en pleno centro de Madrid), ha puesto todas las miradas en este histórico enclave del barrio de Lavapiés. Para las personas que residen o trabajan en sus alrededores, este hecho supone una escalada más en la situación de tensión e inseguridad que se vive en la zona.
“Aquí no hay quien viva, aquí no hay quien duerma, aquí no hay quien descanse”. Así denuncia Esther, vecina que vive en la misma manzana en la que ha tenido lugar el crimen, unos problemas que según cuenta sufren desde hace años en este entorno mientras dicen sentirse “abandonados”. Habla de ruidos, suciedad, peleas o consumo y tráfico de drogas: “Hay altercados continuos, los vecinos tenemos que organizarnos si nadie hace nada para parar esto. Ahora le ha tocado pagar a esta pobre mujer que llevaba un negocio de toda la vida”.
Un establecimiento familiar llamado Viste Bien, en el número 4 de la plaza, especializado en la venta de uniformes y prendas de trabajo. Su propietaria se disponía a echar el cierre para irse a comer cuando en torno a las 13.30 fue asaltado por un hombre de mediana edad que le apuñaló en el abdomen. La pérdida de sangre causada por estas heridas acabó provocándole la muerte, pese a que varios testigos dieron la voz de alarma rápidamente y los servicios de Emergencia llegaron en muy pocos minutos.
Es el episodio más macabro en la historia de un negocio familiar establecido en los años cuarenta. En un primer momento se dedicó a la venta de camisas y confecciones de caballero, hasta que en 1983 un nuevo propietario lo redirigió a la venta de vestuario laboral. Y a ello seguía dedicando sus horas Concha hasta este fatídico 3 de julio.
Con el cierre echado en la tienda, los únicos uniformes que pudieron verse el resto de la tarde en Tirso han sido los de los efectivos de la Policía Nacional y Municipal. Los alrededores del local fueron acordonados durante más de cinco horas, mientras varios agentes analizaban el interior del inmueble. La Policía Nacional se encuentra buscando al responsable a través del análisis de las cámaras de seguridad, y el arma no ha sido localizada.
Todo ello ha elevado hasta cotas insospechadas la tensión y la indignación de muchos vecinos, que en muchos casos no eran ajenos a escenas de violencia. Una testigo relata que fue asaltada hace pocas semanas a pocos metros de Viste Bien. No en vano conoce a la asesinada: “Estaba a punto de jubilarse”, lamenta. Sobre el episodio que sufrió en sus propias carnes, cuenta que un hombre le asaltó con un cuchillo en el portal del edificio donde trabaja y desde el que atiende a los medios, en el número 5 de Tirso. Afirma que no se trata del mismo sujeto ya que su asaltante era notablemente más bajo, pero “el miedo no se me va a quitar del cuerpo”.
Hay altercados continuos, los vecinos tenemos que organizarnos si nadie hace nada para parar esto
Visiblemente afectada, pero dispuesta a hablar por lo reciente de su propia experiencia, esta mujer es una de las pocas empleadas o propietarias del entorno que se anima a hacer declaraciones. La mayoría prefieren guardar silencio, bien por respeto a la víctima o bien por temor a “represalias”, apunta uno de estos comerciantes. Conforme avanza la tarde bares, bazares y tiendas tratan de recuperar la normalidad y atienden a turistas completamente ajenos a lo ocurrido. De vez en cuando, alguna sirena de fondo reaviva el temor entre quienes son conscientes de lo sucedido, cada vez más personas ante una muerte violenta de este calibre.
Entre los vecinos sí hay más personas que comparten sus puntos de vista. Uno de ellos desmiente que la situación sea tan crítica en los alrededores, califica de “una cosa excepcional” lo ocurrido y habla de “una zona en la que se está bien”, aunque reconoce que los ruidos son a veces “bastante molestos”. Otro pone el foco en la suciedad y la falta de mantenimiento por parte de la administración: “Las cámaras de televisión podrían apuntar también a otras cosas que pasan aquí, por ejemplo a la suciedad del suelo, para ver que estamos abandonados”.
De hecho la renovación de Tirso de Molina y la cercana plaza de Jacinto Benavente fue una promesa electoral del alcalde la capital, José Luis Martínez-Almeida, de cara a los comicios de 2019. No pudo llevarla a cabo, achacándolo a la negativa de Vox a apoyar los últimos presupuestos del Ejecutivo municipal. Pero retomó la idea en la precampaña de 2023, así que su recién estrenada mayoría absoluta le otorga vía libre para emprender esta rehabilitación.
Si bien no especificó detalles al respecto de la reforma, el regidor avanzó que “la transformación de la ciudad pasa por seguir regenerando espacios para mejorar la calidad de vida de los vecinos”. La modernización de la iluminación será uno de sus principales puntos fuertes, según dejó caer el consistorio, aunque el terrible crimen que le ha costado la vida a Concha tuvo lugar a plena luz del día.