El final de una era: el último gran videoclub de Madrid cierra definitivamente sus puertas en julio
La historia de Ficciones de Cine no tendrá un final feliz. El videoclub de Lavapiés, el último de gran tamaño que resiste en Madrid, echará el cierre en julio: “Se me parte el corazón de pensar que esto se acaba, pero así es la vida”. Así lamenta Marcia Seburo, la propietaria, una noticia de la que se ha hecho eco El Confidencial.
Seburo ya trasladó a Somos Lavapiés la difícil situación del establecimiento de la calle Juanelo en 2022, aunque un crowdfunding le otorgó un balón de oxígeno que ahora se agota. Será el fin de un negocio con 19 años de historia a lo largo de varias etapas. Y quizá también el portazo definitivo a una era: en la capital solo queda otro videoclub, Arfe, un pequeño negocio situado en el Barrio del Pilar y parcialmente reconvertido a copistería y tienda de fotografía.
La todavía propietaria heredó el negocio en 2015, después de que el dueño anterior ya se viese obligado a organizar una recaudación online a petición de sus clientes habituales y cerrase la sede en Malasaña. En apenas unas semanas, pasó de clienta ocasional a una mujer de negocios entregada a su recién descubierta vocación cinéfila. Saburo prescindió de cualquier trabajador además de ella misma, ya que los números no daban.
La piratería fue un pequeño aviso de las dificultades venideras, aunque resta importancia su impacto en comparación al shock que supuso el aterrizaje en España de los servicios de streaming. Apostó por el merchandising y echó mano de inventiva para fidelizar usuarios a través descuentos y ofertas de lo más varopintas, con resultados que le permitían mantenerse a flote. Hasta que llegaron la crisis sanitaria y el confinamiento.
“Al estar encerrados en casa, quien no tenía plataformas se las hizo. Hay mucha gente cinéfila que no ha vuelto no porque hayan dejado de ver cine, sino porque han cambiado los hábitos”, explicaba Seburo. Con la nueva normalidad tocó hacer ajustes: prescindió de un último ayudante, que venía un día a la semana (ahora cierra los lunes); impulsó el servicio de recogida, depósito y entrega de paquetería para los negocios y particulares de la zona; o comenzó a compartir con unos conocidos la sala de revelado de fotografía a cambio de que le echen una mano con los gastos (cada vez más elevados debido a la inflación). “La necesidad es la madre de la industria”, comentaba hace dos años entre la risa y la resignación.
Ahora la dueña de Ficciones, que cuenta a El Confidencial que aprovechará la clausura para jubilarse, deberá vender los más de 50.000 ejemplares que pueblan el local (la mayoría de ellos DVDs). Le ayudarán en la tarea los más fieles seguidores de la tienda, que ya solo podrán volver al videoclub a través de esa otra forma de ficción que son los recuerdos.
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