La asociación Territorio Doméstico, que agrupa a empleadas del hogar, cumplirá el próximo mes de octubre 15 años de existencia y lucha y lo que desearía, entre otras cosas, es llegar a esa fecha viendo cómo España ha ratificado por fin el Convenio 189 de la OIT, en el que se equipara en derechos a este colectivo con cualquier otro trabajador.
La ratificación, en el mejor de los casos, llegaría una década tarde, dado que el convenio se adoptó el 16 de junio de 2011 y ha sido validado ya por 25 estados, entre los que se encuentran Alemania, Portugal, Bélgica, Italia y Finlandia.
Aunque la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, anunciaba el pasado abril que se habían iniciado los trámites en el Senado para que España ratifique el citado 189, erradicando así “una injusticia”, Territorio Doméstico ha decidido mantener una espera activa y este domingo, 30 de mayo, presionará para que se produzca esa ratificación, de forma festiva, desde su modestia y a través de un sencillo acto organizado en la plaza Juan Goytisolo, delante del Museo Reina Sofía.
La concentración servirá también para solicitar papeles para todas la empleadas domésticas, muchas en situación administrativa irregular en el país, y para pedir el acceso universal a la sanidad pública.
“Trae tu escobilla, tu boa, tu peluca y tus ganas de luchar!”, reza en el cartel de la llamada que Territorio Doméstico hace a miembros de la asociación y a simpatizantes que apoyen sus reivindicaciones, a quienes ha citado a las 12 horas para realizar un “baile colectivo y sanador”.
“Sin fiesta no hay revolución”, indica Marga Martínez, portavoz del colectivo y empleada del hogar, quien asegura que en la concentración tampoco faltarán pancartas en recuerdo de Jeanneth Beltrán, una compañera nicaragüense fallecida en 2014 después de que no la atendieran con la celeridad debida en Urgencias del Hospital Virgen de la Salud de Toledo, al no tener papeles.
“En 10 años el Gobierno español no ha ratificado un convenio que sirve para que las trabajadoras del hogar tengamos derechos dignos como el del desempleo, vacaciones remuneradas, pagas extraordinarias o estar incluidas en el régimen general de la Seguridad Social. Nada que no le corresponda a cualquier otro trabajador”, afirma Martínez, originaria de Ecuador y que atiende a este diario en el camino que la lleva de una a otra casa en las que trabaja.
Las trabajadoras del hogar dicen no poder esperar más tiempo para ver reconocidos sus derechos, especialmente cuando durante la pandemia el colectivo ha sufrido lo indecible por el hecho de no haberlos logrado con anterioridad.
“Muchas de nosotras nos quedamos sin empleo durante el confinamiento, o enfermamos, y sin derecho a paro nos vimos obligadas a acudir a los bancos de alimentos y a echar mano de una caja de resistencia que creamos en la asociación y que se llenaba con las contribuciones de quienes pudimos seguir trabajando, internas en muchos casos obligadas a quedarse encerradas en las casas de sus empleadores y para quienes ese tiempo fue muy duro de aguantar psicológicamente”.
“Durante la pandemia se nos dijo que éramos trabajadoras esenciales, se quiso reconocer la labor de quienes trabajábamos limpiando casas y en los cuidados, pero no es de recibo ser esenciales sin derechos”, afirma Marga, quien también espera que la Ley de Extranjería regularice la situación de las miles de trabajadoras del servicio doméstico que trabajan sin papeles en España, un sector que ocupa a 600.000 personas, la gran mayoría mujeres.
Tres lustros empoderando mujeres
Territorio Doméstico es un colectivo abierto y diverso formado por personas de distintas nacionalidades. Desde su creación se han estado reuniendo en Lavapiés, concretamente en el número 52 de la calle Embajadores, en el centro social la Eskalera de Karola.
El papel que esta asociación ha desempeñado a lo largo de sus 15 años de existencia ha sido fundamental como punto de encuentro, cuidado y lucha por sus derechos como empleadas del hogar de muchas mujeres, la mayoría migrantes en origen.
Marga Martínez, miembro de la asociación desde 2006, indica que Territorio Doméstico sirve, entre otras cosas, para que las empleadas del hogar y las personas dedicadas a los cuidados sepan que no están solas y para que su trabajo haya dejado de “estar invisibilizado”, haciendo ver, tanto a quienes se dedican a esta labor como a la sociedad entera, que se trata de un sector importante.
“Estar organizadas permite dejar constancia de que estamos en lucha y a nivel personal pone en valor lo que hacemos y nos empodera. Yo, por ejemplo, he crecido enormemente como trabajadora del hogar y digo a lo que me dedico con orgullo”.
Durante todos estos años el boca a boca es lo que ha hecho que cada vez más mujeres se hayan acercado a Territorio Doméstico. “Quienes somos miembros de la asociación amadrinamos trabajadoras del hogar, hablamos con ellas de camino a nuestros trabajos, en el metro, en los intercambiadores de las estaciones de tren y de autobús, y las invitamos a conocer la organización y, sobre todo, a que conozcan sus derechos. Todas sabemos cuáles son nuestras obligaciones, pero es esencial conocer también nuestros derechos”.
“En la Eskalera de Karola hemos estado reuniéndonos un domingo cada 15 días durante mucho tiempo, aunque con la pandemia ahora se han estado haciendo los encuentros online. De esas reuniones han salido muchas acciones y también muchos proyectos. Hemos hecho un CD de canciones reivindicativas, una radionovela (Querían brazos, llegamos personas) que hemos llevado al teatro, un documental (Politizando las ollas, las calles y los delantales)… El intercambio de experiencias, la unión y la organización son básicas para todas nosotras. También para demostrarnos que además del trapo y la fregona podemos hacer otras muchas cosas”, concluye Marga quien, como sus compañeras, el domingo estará cantando y bailando por sus derechos.