Decenas de excavadoras y camiones de gran tonelaje trabajan a destajo en el extremo sur del distrito más al sur de la capital de España. Cuentan con menos de un mes para dejar listo el autodenominado Nuevo recinto de festivales de Madrid, ubicado en unas parcelas de Villaverde sobre las que hasta hace poco se plantaba trigo. Allí se celebrará este verano el próximo Mad Cool, que acaba de hacer oficial su traslado desde Valdebebas, un secreto a voces desde hace meses que ha sido confirmado mediante nota de prensa este lunes.
“Villaverde será la nueva casa del festival”, anuncian los organizadores sobre este solar de 185.000 metros cuadrados del recinto que definen como “un nuevo punto de encuentro, un espacio cultural, social y de transformación de la ciudad”. Frases que acompañan una imagen idílica del recinto, rodeado de frondosos bosques pintados de verde y azul. Las diferencias de esta recreación con la realidad son muchas. Entre ellas, faltan las enormes líneas de alta tensión que cruzan la mitad del lugar. O una autovía de diez carriles.
En realidad, el color del nuevo recinto de festivales es sobre todo amarillo, marrón y gris. El amarillo por los trigales que lo rodean en su zona Este, ya que el lugar ha estado dedicado tradicionalmente al cultivo de secano. El marrón, por la tierras que se llevan semanas excavando y removiendo para allanar la ahora explanada del Mad Cool. Y el gris de las carreteras que rodean las instalaciones, con la M-45 bordeando el extremo sur del recinto.
Los terrenos de Villaverde fueron adquiridos por los promotores del Mad Cool después de tres años en Valdebebas, donde su presencia en una parcela alquilada a Ifema tenía los días contados por las quejas de los habitantes de la zona y por los problemas de movilidad que generaban sus accesos. Ahora, el festival vuelve a un distrito en el que ya estuvo -ocupó la explanada junto a la Caja Mágica en sus dos primeras ediciones- y donde apuesta por una infraestructura privada que sirva para acoger otras citas relacionadas con la música a lo largo del año.
El nuevo recinto de festivales está ubicado al sur del polígono industrial de Villaverde, junto a la M-45 y la zona norte de Getafe, que linda al suroeste con una escombrera de las obras para ampliar la línea 3 de Metro. El lugar sigue presentando a priori dificultades de acceso en transporte público, ya que se encuentra a más de un kilómetro de distancia de las estaciones de Cercanías y Metro más próximas, que no servirán además para los viajes de vuelta, salvo que estos servicios se extendieran más allá de su hora habitual de cierre.
El caos de movilidad vivido durante otras ediciones del Mad Cool y la reciente experiencia del reciente Primavera Sound en Arganda hacen temer otro nuevo colapso del transporte en las inmediaciones. Los cálculos del festival es que cada día acudan unos 70.000 asistentes diarios, con un importante porcentaje de ellos en coches particulares, taxi o VTC.
Pese a que no había confirmado su recinto hasta este lunes, Mad Cool ya ha agotado todos los abonos disponibles (costaban 195 euros) y solo se comercializan abonos VIP y entradas de día para el festival, que tendrá lugar del 6 al 8 de julio. A preguntas de este periódico, la organización no ha cifrado cuántos abonos de tres días se pusieron a la venta.
De momento, el recinto no tiene licencia de actividad municipal, aunque el Ayuntamiento de Madrid la está tramitando, confirman a este periódico fuentes del área de Desarrollo Urbano. Hasta ahora, las obras se desarrollan con una licencia para el acondicionamiento del terreno, añaden desde el consistorio. Estos trabajos han consistido en excavar y allanar la enorme explanada de conciertos, abrir las primeras canalizaciones y organizar un espacio en el que cabrán hasta ocho escenarios, tres de ellos al aire libre y otros cinco bajo carpas. Funcionarán desde poco antes de las seis de la tarde hasta las dos de la madrugada.
La ubicación de estos escenarios es clave para la autorización del evento, ya que de su orientación dependerá la huella sonora del festival y los decibelios que se emitan hacia las viviendas que tiene más cerca. Porque afectarán a cuatro barrios se encuentran en las inmediaciones del recinto, donde parte de sus vecinos llevan meses levantando la voz en contra de este recinto de conciertos.
“Eso no es una inversión, es destrozar dos distritos, tanto en ruido como en movilidad. Valdebebas no lo quería. El sur tampoco”, aseguran desde la plataforma Stop Mad Cool Villaverde, que agrupa colectivos vecinales de Colonia Marconi, Villaverde Alto, Getafe Norte y la urbanización de Los Molinos (en el mapa bajo estas líneas marcadas en verde). Sus habitantes han visto transformarse en pocos meses un descampado lleno de cultivos, erizos y conejos en un recinto para macrofestivales con vocación de acoger varios eventos musicales al año.
Algunas de las viviendas de Getafe están a 350 metros en línea recta del recinto. Las de Marconi se encuentran a 600 metros. Los vecinos denuncian que el informe acústico que les han presentado, con hasta 55 decibelios en horario nocturno sobre sus casas. “No se lo cree nadie”, apuntan desde la asociación de Getafe Norte, que recuerdan los tiempos en los que el Ayuntamiento les presentó el proyecto de Ciudad de la Música para este entorno. Entonces les prometieron “nuevos espacios de producción musical, salas de ensayo y sectores relacionados con las ciencias e ingenierías del sonido y de la música”. De todo aquello, que anunció la vicealcaldesa Villacís, solo ha llegado el solar para festivales.
Los vecinos protestan desde sus balcones contra la presencia del festival y han presentado alegaciones al expediente municipal abierto para conceder la licencia a Mad Cool, como también han hecho Ecologistas en Acción. Los nuevos concejales del equipo de Almeida, que toman posesión el sábado que viene, serán los encargados de dar el visto bueno a la licencia.
Por ahora, la organización de Mad Cool sigue adelante con sus planes y guarda silencio sobre las medidas para limitar el impacto acústico o la distribución final de sus escenarios. Solo se limita a afirmar que trabaja para crear “un espacio artístico referente, abierto, creativo y verde, un lugar de desarrollo cultural a nivel europeo, que transformará la zona”. También asegura que su proyecto será “un punto clave para un público concienciado y amante de la cultura, el arte y la música, atrayendo a un turismo de calidad, sostenible y respetuoso con el medio”.
El nuevo recinto de Villaverde contará con una importante inyección de dinero público. En 2022, Mad Cool recibió en hasta 2,5 millones de euros de las administraciones públicas madrileñas (1,4 del Ayuntamiento y 1,1 de Comunidad, publicó el Periódico de España). Este año repetirá gracias a los 1,08 millones previstos por el Gobierno de Ayuso y una subvención similar del consistorio.
La intención de los organizadores del Mad Cool es que el nuevo solar de Villaverde sigua acogiendo más eventos después de este festival. Para este verano tiene programados al menos otros tres: el concierto de Harry Styles el próximo 14 de julio, el Reggaeton Beach Festival del 22 al 23 del mismo mes y el Coca-Cola Music Experience durante el 1 y 2 de septiembre. Siempre que llegue antes la licencia municipal.