Del Madrid Green Capital al “Almeida arboricida”: batalla política por el discurso verde en la capital
La Puerta de Alcalá se despertó una mañana de noviembre de 2019 con grandes letras verdes delante formando las palabras Madrid Green Capital, el nombre de una campaña del Ayuntamiento de Madrid con la que recibía la Cumbre del Clima. En ella, Almeida y Villacís intentaban mostrar su mejor imagen medioambiental usando un reconocimiento verde europeo que la capital aún no ha tenido: el de European Green Capital, que reciben las ciudades que son modelo en sostenibilidad.
Días después, las letras se secaron y se volvieron marrones, preludio de una acción de Greenpeace, que las modificó convirtiéndolas en Madrid Grey Capital, en alusión a las políticas municipales de aquel momento, cuando Madrid Central estaba cuestionado y se desmantelaban carriles bici. Lo que no quitó para que el consistorio siguiera destacando sus iniciativas verdes e intentando sumar este adjetivo a muchas de sus acciones.
Una de las últimas tuvo lugar hace un mes, en la presentación del Madrid Green Urban Mobility Lab, un laboratorio de ideas de la EMT y centros de estudios privados como la Universidad de Comillas, la de Navarra o el Instituto de Empresa, y grandes constructoras como Abertis, Acciona, Ferrovial o Sacyr, además de empresas de automoción y transportes (ALSA, Porsche, SEUR...) que prometen proyectos que fomenten la “movilidad sostenible” a través de la “colaboración público-privada”. Su vídeo de presentación mezcla patinetes, riders en bici y autobuses con mensajes emotivos. Apenas salen coches:
El discurso green también tiñe la parte de Ciudadanos en el gobierno municipal. El proyecto estrella de los de Villacís es el Bosque Metropolitano, un cinturón de árboles alrededor de la ciudad, que incluye reforestar 5.900 hectáreas. La mayoría cubrirán con vegetación autóctona los actuales secarrales del sur para -según el Ayuntamiento- “mejorar la calidad del aire” y combatir contra el efecto isla de calor. La iniciativa, ejecutada a través del área de Desarrollo Urbano, inició sus plantaciones hace un año pero los crecimientos son lentos y la vicealcaldesa ya avisó de que “habrá que esperar al menos una década para ver su relevancia”.
El área de Medio Ambiente, en manos del PP, también se sumó a la fiebre de plantar árboles y prometió repoblar con 90.620 zonas de la capital en la que el temporal Filomena acabó con grandes cantidades de masa arbórea. Entidades ecologistas cifraron la catástrofe ambiental en 800.000 ejemplares dañados, de los que 94.115 cayeron o tuvieron que ser talados. Almeida prometió como compensación “la mayor campaña de plantación de la historia”.
Miles de árboles plantados y secos
Pero a veces los planes se tuercen y el del reverdecer madrileño no parece estar discurriendo por buen camino. Medio Ambiente adjudicó la reforestación de varios descampados en los ensanches de Carabanchel, Vallecas, barrio de Butarque y Villa de Vallecas a finales del pasado invierno, con 581.000 euros de gasto (IVA incluido). La primavera y el verano son las peores fechas para plantar árboles en Madrid, pero el consistorio siguió adelante.
Los vecinos del Ensanche de Vallecas denunciaron en agosto que la mayoría de árboles plantados se habían secado. A la colocación, sin riego y a destiempo, se le unió un mes de mayo excepcionalmente caluroso, como también lo fueron junio y julio. El resultado es el de grandes extensiones de terreno con miles de proyectos de árboles secos, cubiertos por unos protectores de plástico ahora inservibles.
“Han convertido a Madrid en un descomunal cementerio de árboles muertos”, le reprochaba el concejal del Grupo Mixto José Manuel Calvo al delegado de Medio Ambiente, Borja Carabante, durante la comisión de su área el pasado lunes. “Al Ayuntamiento se le olvidó contratar el riego, es un error de bulto al plantar los árboles a la entrada del verano”, advirtió. Carabante no pudo dar una cifra de cuántos de los ejemplares colocados no han sobrevivido al verano, aunque afirmó que el porcentaje del 80% que denuncia la oposición le parecía “exagerado”. También respondió con argumentos del pasado, afirmando que “Manuela Carmena taló más árboles de los que plantó”.
El de los árboles secos es el problema verde de mayor envergadura para el Ayuntamiento aparecido en los últimos días, pero no es el único. A él se suman las talas que las numerosas obras preelectorales están dejando por la ciudad. La última se produjo en la Plaza del Carmen, donde hace unos días desaparecieron 59 de los 67 árboles existentes, pese a que en las imágenes del proyecto se dibujaba un entorno muy verde.
Unas semanas atrás y en el mismo distrito Centro se talaron varias coníferas y acacias de porte considerable en el Parque de la Cornisa, denunciaron los vecinos. La desaparición de esta vegetación forma parte de las obras para remodelar el espacio. Los habitantes de la zona han convocado una concentración de protesta este sábado. Piden “un parque verde y abierto”, “participar” en su rediseño, la eliminación de barreras o zonas delimitadas y, por supuesto, “no más tala”.
“El aluvión de obras públicas está causando estragos. Las prisas y la mala gestión del Ayuntamiento de Madrid condenan nuestros parques y árboles”, lamentan desde Ecologistas en Acción a la vista de las últimas mermas en el patrimonio verde de la ciudad.
El aluvión de obras públicas está causando estragos. Las prisas y la mala gestión del Ayuntamiento de Madrid condenan nuestros parques y árboles
“Reclamamos obras de acondicionamiento y mantenimiento que no apuesten sólo por el cemento y sí por la renaturalización urbana”, dicen antes de recordar que los planeamientos municipales aconsejan reconvertir las plazas duras en otras con más naturaleza y mejor permeabilización. Justo lo contrario ha sucedido en la recientemente abierta plaza junto al polideportivo de La Cebada, que nace granítica y sin plantaciones previstas.
Alcorques cegados y asfaltados
Ecologistas también se fijan en los alcorques de la ciudad. Según datos del contrato para el sellado de algunos, en Madrid existen casi 300.000, que albergan especies arbóreas para dar sombra en las aceras, fuera de los parques. Más de 5.400 de los vacíos fueron clausurados en esta legislatura, al considerar el consistorio que no era viable volver a plantar nada en ellos.
En otros lugares los alcorques se han reducido a la mínima expresión, como ha ocurrido en las obras de la calle Jorge Juan. “Negarle a un árbol su alcorque perjudica su desarrollo natural y lo condena”, apuntan desde Ecologistas en Acción. En Alameda de Osuna sucedió algo todavía peor: la llegada de la Operación Asfalto rodeó de alquitrán 37 ejemplares de grandes dimensiones, lo que provocó las quejas de la oposición y que Más Madrid denunciara la política “arboricida” de Almeida. El área de Obras prometió revisar la actuación para crear “nuevos alcorques que protejan los árboles”.
“¿Alguien tiene una explicación razonable sobre por qué Almeida odia tanto los árboles?”, se preguntaba en Twitter la portavoz de Más Madrid, Rita Maestre, hace unos días, publicando varias fotos de todos los problemas antes reseñados. “Vamos a empezar a pensar que lo único que ha hecho en el mandato es talar, secar y hormigonar árboles”.
El alcalde le respondía con noticias sobre talas y cierre de alcorques durante la legislatura pasada. “Deja de mentir. Deja de talar árboles”, le contestaba de nuevo Maestre. Rifirrafe con el verde de fondo que puede anticipar uno de los temas clave durante la próxima campaña electoral por la alcaldía.
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