Poco más de cinco meses ha tardado la delegada de Cultura, Andrea Levy, en deshacerse de la dirección del Centro Cultural Conde Duque elegida por el gobierno de Carmena mediante concurso público. Las diferencias con algunos trabajadores ha sido la razón esgrimida por el Ayuntamiento de Madrid para justificar el despido de Isla Aguilar y Miguel Oyarzun.
Que el nuevo Ayuntamiento no estaba en sintonía con ambos directores se palpó pronto, desde el mes de junio, cuando se decidió anular la licitación de la cafetería-coworking que durante meses habían preparado para revitalizar con iniciativas culturales una de las áreas del centro en desuso. Y el desencuentro con algunos trabajadores se hizo más evidente el pasado martes, cuando el consejero delegado de Madrid Destino se quejó de que el centro cultural estaba “sobredimensionado”.
Aunque Aguilar y Oyarzun fueron presentados como directores en enero de 2018, el proyecto con el que ganaron el concurso no empezó a tomar forma hasta septiembre de ese año, cuando transformaron el auditorio del Conde Duque, retirando parte de las butacas y convirtiéndolo en un exuberante jardín cultural con cientos de plantas que donaron los madrileños. Fue el arranque simbólico de una dirección que se encargó de habitar los espacios de todo el centro cultural, utilizando lugares de gran potencial como el torreón o la sala de bóvedas, hasta ahora olvidados.
A lo largo de este año de propuestas que ha pasado desde entonces el Conde Duque ha alojado estimulantes exposiciones de alto valor artístico pero también gran compromiso social, ha programado obras de teatro que rompían con los límites a los que el espectador estaba habituado, ha hecho pasear a los madrileños por lugares insólitos y ha conseguido que los niños participen de un centro cultural que hasta ese momento les era ajeno la mayor parte del tiempo.
«El cambio ha sido muy grande: se ha transformado un espacio de mera exhibición en un lugar de creación, producción y exhibición. Hemos tenido que adecuar todos los trámites burocráticos a una velocidad que la creación requiere. Intentamos que los artistas sean lo más previsores posibles para no volver loco al equipo del Conde Duque, pero el hecho creativo forma parte de esta idea. Desde las instituciones hay que facilitar que el proceso artístico sea lo más acompañado y facilitado posible. Los artistas han de poder hacer el trabajo que quieren», detallaba Miguel Oyarzun durante una entrevista a Somos Malasaña concedida el pasado mes de marzo.
Tensiones con trabajadores de Madrid Destino
Los “trámites burocráticos” que citaba Oyarzun se convirtieron a veces en momentos de tensión con parte de los trabajadores de Madrid Destino, que no estaban acostumbrados a experiencias audaces como las que proponían Aguilar y Oyarzun e intentaban poner trabas administrativas a la acción cultural. A estas tensiones le sucedieron en 2018 cinco bajas laborales que el comité de empresa de Madrid Destino denunció en su momento, aunque no todas ellas estuvieron relacionadas con la nueva dirección.
El Ayuntamiento asegura en una nota enviada a los medios de comunicación que estas tensiones se han debido a una supuesta“mala praxis en la gestión y a la sobreprogramación” que ha dado lugar “a situaciones de tensión laboral por el incumplimiento de protocolos de trabajo fundamentales”, entre los que cita la “obligatoriedad de utilizar el email corporativo como herramienta de comunicación laboral”. Según el consistorio, el equipo asegura estar “agotado, desanimado y desmotivado”. También considera que su proyecto paralelo, el Be Festival, un evento que desarrollan en Reino Unido desde hace años, era incompatible con su cargo en la dirección de Conde Duque.
Los hasta ahora directores de Conde Duque han rebatido estas acusaciones en un comunicado indicando que las acusaciones de esta supuesta mala praxis “fueron refutadas en febrero de 2019, fecha en la que se demostró en una investigación interna de la empresa, que no había existido en ningún caso acoso laboral y que los problemas laborales del equipo de Conde Duque eran previos a nuestra llegada”. No hubo ni sanciones ni ningún tipo de apercibimiento por parte de las autoridades municipales. También critican “la mirada antigua” de la “politización propagandística de la acción cultural”.
La programación cultural del centro, compuesta por más de un centenar de propuestas, se va a mantener hasta enero. A partir de ese momento la nueva dirección del centro, que será presentada el lunes, se hará cargo del contenido para “encontrar un proyecto cultural que encaje mejor en el nuevo mapa escénico de la ciudad”, añade el Ayuntamiento.