¿Debe ser rentable el transporte público? La lógica de los servicios públicos indica que no, que se han de poder ofrecer en virtud de su valor para la ciudadanía, independientemente de su coste. Pero esta lógica entra en conflicto con el modelo de gestión privada de lo público: si una empresa obtiene una concesión, ha de sacar beneficio o se irá a la quiebra.
Esto es lo que ha sucedido en Madrid con BiciMad, el servicio de bicicletas de alquiler. Se concibió desde su origen como un servicio público privatizado y, pese al evidente éxito acumulado en su más de un año de funcionamiento entre los madrileños, la empresa que lo gestiona -la pamplonesa Bonopark- está a un paso de entrar en quiebra: cada mes pierde 300.000 euros. Y eso que el Ayuntamiento le paga mensualidades de 390.000 euros por su gestión.
El dato lo dio ofreció este miércoles el número dos de la concejalía de Movilidad, José Antonio Díaz, quien revela que la empresa les ha pedido más dinero o, en caso contrario, declarará el concurso de acreedores. Una decisión que pone en bandeja la municipalización del servicio -uno de los objetivos según el programa de Ahora Madrid- aunque de momento lo nieguen: “Si el Ayuntamiento se tiene que quedar con el sistema, se lo quedará, aunque no es esa la intención en esta primera etapa”, afirma Díaz.
La quiebra de BiciMad podría llevar a un colapso de un servicio que los habitantes y visitantes de Malasaña emplean con asiduidad. 15 de las estaciones del sistema y cientos de anclajes se encuentran instalados en el barrio de Universidad, donde sus calles estrechas impiden la circulación ágil de otros medios de transporte público.
Un servicio con un mantenimiento caro
La historia de BiciMad es la de un servicio mal ejecutado desde el principio. La empresa concesionaria, Bonopark, se estrelló en su lanzamiento, en junio de 2014: después de meses de retrasos en su puesta en marcha, el sistema colapsó en sus primeras semanas, durante las cuales era casi imposible sacarse la tarjeta de abonado o cargar con saldo la cuenta de cada usuario.
A los problemas de un servicio deficiente se le unió el elevado coste de mantenimiento y reposición de las miles de bicicletas públicas que circulan por las calles y que dan múltiples fallos. A día de hoy resulta un milagro coger una bicicleta que no presente alguna deficiencia: sillines rotos, luces que no funcionan, cambios atorados, sistema eléctrico a medio gas...
La situación es tal que hace unos meses un grupo de usuarios indignados puso en marcha la cuenta de Twitter BiciBad, que publica periódicamente datos del sistema que demuestran que la mayor parte del tiempo la mitad de los 1.900 vehículos están ancladas, pero no se pueden usar.
BiciBad también tiene un mapa que muestra cada momento cuántas bicis hay en cada estación. La página En Bici Por Madrid elaboró otro plano de las estaciones de BiciMad y de los problemas que presentan sus anclajes: