Publicamos en esta tribuna abierta la carta de R. G., un vecino de la calle Palma al que hace unos días golpearon e insultaron unos grafiteros a los que recriminó que estuvieran pintando sobre la fachada de una vivienda de la calle Quiñones. Alarmado también ante la pasividad de las autoridades, se pregunta si no es hora ya de poner en marcha un “plan integral contra las pintadas”.
El graffiti del salón de mi casa
Los años pasan para todos, yo llevo ya más 15 años viviendo en Malasaña y a lo largo de este tiempo he visto los cambios que se han ido produciendo en el barrio. Pero algunas cosas no sólo no han cambiado, sino que han empeorado. Me refiero a los graffitis o también llamados ‘tags’, las firmas de chavales para ‘marcar su territorio’ que hacen sobre las paredes.
Parece que nos hemos ido acostumbrado a esta lacra, y que ver todas las paredes sucias y degradadas por este problema ya es lo ‘normal’, algo ‘inevitable’ a lo que los vecinos del centro debemos acostumbrarnos y aguantar. Algo a lo que siempre me he negado. ¿Tan difícil es?
Pasear por cualquier otra ciudad de España y de Europa supone ver paredes limpias. ¿Por qué aquí no sucede? Siempre que hablo con algún visitante extranjero absolutamente todos me preguntan sobre la multitud de pintadas que hay. ¿No nos damos cuenta de la maña imagen que damos? Nosotros estaremos acostumbrados, cualquier visitante, no. Y esa es la imagen que se lleva.
El asunto ha llegado a tal extremo, que los chavales ‘marca territorios’ ya no se conforman con pintar portales y paredes, o estropear los negocios horas después del Pinta Malasaña. Ahora quieren pintar el salón de nuestra casa. Os contaré que hace tiempo pintaron la fachada a la altura del segundo piso encamarándose a la verja de seguridad de la ventana de un edificio entre la calle Palma y calle Norte. ¿Será la próxima en una cuarta planta o en el salón de mi casa para mayor vanagloria grafitera?
Yo siempre que veo pintadas suelo llamar al 010, el teléfono del Ayuntamiento, para que los equipos de limpieza retiren las pintadas. Es una lucha que así no podemos ganar, pero al menos se planta cara. Y debo decir que este servicio cada vez funciona peor, y de las semanas que tardaban antes en responder ahora pasamos a los 3 o 4 meses. Y eso con suerte.
El pasado jueves pillé a un grupo de tres jóvenes, que no creo que superaran los 17 años, pintando en la calle Quiñones. No eran ni las 10 de la noche y mientras pasaban coches y viandantes dejaron sobre el suelo una voluminosa mochila con al menos 10 botes de pintura y se pusieron a dejar grafitis en la pared de una vivienda.
Mi error fue llamar a la policía en vez de grabarles en vídeo. Ya que después de 15 minutos de mi aviso a las autoridades los chicos seguían, entre mofas y risas, pintando la pared como si de un Velázquez se tratara ante la impasividad del resto de los viandantes. Yo, ingenuo de mi, y pensando que la policía estaba al llegar, me acerqué a ellos con mis cuarenta y tantos tacos que tengo, a recriminarles lo que hacían.
No solo no se amedrentaron, sino que me insultaron y me empujaron hasta tirarme al suelo. Acto seguido los chavales se fueron corriendo entre más insultos. Así que ahí me quedé, sentado en el suelo esperando por la policía después de 30 minutos desde mi llamada. Y por ser ya un poco tocanarices volví a llamar y me contestaron que un coche patrulla estaba de camino. Pasada una hora nadie fue por allí, así que decidí irme a mi casa, con el codo quemado y el pantalón sucio por la caída, un cabreo monumental y con otra pared de Malasaña con más pintadas.
Quizás hubiera sido mejor dejar a esos chavales que pintasen las paredes de mi casa para que tuvieran otro territorio marcado y así al menos no me hubiera llevado ningún golpe
Quisiera plantear a Somos Malasañana las siguientes cuestiones para que las tengan en cuenta e intenten, a través de este medio, resolverlas y hacer presión al ayuntamiento. Sigo sin entender por qué en cualquier comercio vende botes de pintura a cualquier chaval. ¿No sería mejor que solo se vendiesen en ferreterías y tiendas para profesionales y únicamente a profesionales del sector? Porque sin botes, ¿cómo van a pintar? Y si sancionaran el transporte de botes de pintura por la noche, ¿no sería ya un gran paso contra este problema? Quizás la batalla aún no estuviera ganada, pero desde luego mirar hacia el suelo no elimina las pintadas.
¿Para cuándo un plan integral contra las pintadas?
FIRMADO: R.G, vecino de Malasaña desde hace más de 15 años
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