Justo antes del inicio del verano, el Ayuntamiento acaba de colocar carteles en la plaza Torres Acosta (conocida popularmente como plaza Luna) para advertir a los ciudadanos que el agua de sus surtidores no es salubre, como adelantó Somos Malasaña al inicio de esta semana.
“Agua no apta para el baño”, reza el cartel instalado frente a los chorros en los que los días de calor se refrescan muchos niños y algún adulto, y que también sirven para rellenar pistolas de agua ante la falta de fuentes de agua potable en el entorno. La indicación hace referencia al artículo 32 de la Ordenanza de Gestión y Uso del Agua en la Ciudad de Madrid, que prohíbe bañarse y beber de la fuente.
El agua de Luna sale de un circuito cerrado y posee un intenso olor a cloro, además de tener un color marrón claro, fruto de la suciedad que recoge cada vez que pasa por el suelo de la plaza y vuelve de nuevo al depósito, del que sale otra vez hacia el exterior. La normativa municipal, que considera una infracción leve bañarse en cualquier fuente pública, establece multas de hasta 750 euros por hacerlo. Sin embargo, ese periódico no tiene constancia de que la Policía Local haya aplicado estas sanciones en la plaza Luna ni tenga previsto hacerlo.
Las advertencias explícitas del Ayuntamiento sobre el agua de los chorros de Luna llegan años después de su puesta en marcha. Allí se han estado remojando cientos de niños y de adultos cada vez que el calor apretaba en la ciudad y la fuente, averiada durante largos períodos de tiempo, estaba en funcionamiento. Para muchos, de hecho, poder refrescarse en esos chorros de agua era la única gracia que le encontraban a una plaza dura y poco amable para el ciudadano, cuya remodelación ha sido ampliamente criticada. En otras ciudades del mundo este tipo de fuentes sí son aptas para el baño.