La pareja Dani Rovira-Martínez Lázaro se ha vuelto a poner en marcha. El dúo actor-director que facturó la película más taquillera del cine español (Ocho apellidos vascos) está rodando estos días su próximo filme en Madrid. Se llamará Mi amor perdido y en él el actor malagueño compartirá protagonismo con Michelle Jenner.
Rovira anunció su nuevo proyecto hace tres semanas en redes sociales y lleva rodando desde hace unos días en la capital de España. Este lunes se trasladó a la malasañera calle Minas, un lugar normalmente tranquilo que ayer se revolucionó con el trasiego de un rodaje de importante envergadura, que acarreaba decenas de trabajadores, imponentes equipos y hasta tres camiones con vestuario y materiales de la película aparcados en la cercana San Bernardo.
El lugar escogido para la grabación fue el Picnic, un bar de gran personalidad, en cuyo sótano se centró el rodaje para después pasar a la calle, con montaje de travelling incluido. Aunque todavía no han trascendido detalles del guión, fuentes conocedoras del libreto han explicado a Somos Malasaña que se centra en la vida de un cómico, narrada desde sus inicios como monologuista en pequeños locales. El guionista de la historia, Miguel Esteban, es buen conocedor de este mundillo. Monologuista y guionista de series como Museo Coconut o de programas como El Intermedio, sabe lo que es subirse a las tablas del stand up comedy más underground.
El escenario de rodaje elegido por Martínez Lázaro en Malasaña es perfecto para el argumento de Mi amor perdido, ya que el sótano suele albergar los miércoles el Picnic Comedy Club, un espacio de comedia e improvisación muy popular en el barrio, presentado habitualmente por Ignatius Farray. Después de una larga jornada de trabajo este lunes en la calle Minas, el equipo de la película se trasladará en los próximos días a otras localizaciones del centro de Madrid.
El de Dani Rovira es el último de una larga lista de rodajes que ha albergado este bar de Malasaña, frecuentado habitualmente por reconocibles figuras de la música (incluso estrellas internacionales) y por cineastas españoles de la talla de Carlos Vermut o Nacho Vigalondo de la que -en clave de humor- se ha venido a llamar la Generación Picnic.
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