A pesar de su juventud, Darío Cortés lleva más de 20 años dedicándose al teatro. Dice tener el corazón partido en cuatro: actor, dramaturgo, director, y profesor. Hace también las veces de hombre orquesta dentro de su propia compañía, con la que este mes representa 'Desmesura' en Nudo Teatro, calle La Palma 18.
Argentino, lleva ya cuatro años viviendo en Malasaña, donde recaló después de dejar atrás Buenos Aires, una ciudad en la que, afirma, es fácil encontrarse -sólo en la zona centro- 60 compañías independientes actuando en otras tantas salas alternativas.
“Cuando llegué a Madrid llevaba ya montadas seis obras, espectáculos autogestionados, y una larga carrera como actor. Me sorprendió comprobar que aquí no existía una industria de teatro alternativo -como la hay en Buenos Aires, México DF o Berlín- y también el hecho de que al ver que escribía, actuaba, dirigía y todo lo demás parecía estar bajo sospecha. 'Quien mucho abarca poco aprieta', me decían. Pero también hay gente que hace poco y lo hace mal. Es porque aquí no hay demasiada costumbre de autogestionarse una obra, pero debemos mostrar a la gente que esa posibilidad existe”.
Afinando, afirma sentir predilección por el “teatro de pequeño formato”, y no sólo como alternativa para mantener el tono entre los obligados tiempos muertos que la inestabilidad laboral de un actor proporciona, sino convencido de que proyectos de ese tipo han de funcionar por sí mismos.
'Desmesura', obra escrita y dirigida por él y que se representa en Nudo a las 20 horas de cada tarde de domingo de noviembre, es su segundo montaje en Madrid, después de 'Discotheque'.
Con cinco actores en escena, la obra es un 2x1. Al tiempo que profundiza en las relaciones de pareja y la dificultad de las personas para entenderse, muestra lo que le sucede a un autor teatral en un momento de vacío creativo.
Estrenada en el mes de mayo, donde fue incluida dentro del Festival Internacional de Cultura Gay, en sus dos representaciones en Nudo ha colgado el cartel de lleno. Aún le quedan dos fechas más en el barrio, antes de un parón navideño y un más que probable regreso a partir de enero.
“Acaba de comenzar la temporada teatral y a la obra le queda recorrido. Hemos conseguido un programador de sala que nos moverá el proyecto en diferentes lugares de España y, con un objetivo ascendente, nos gustaría cerrar en salas alternativas ya consolidadas como Cuarta Pared y Triángulo, allá por el mes de junio”.
A ver 'Desmesura' ha acudido desde un público bastante familiarizado con el teatro hasta un apreciable porcentaje de espectadores accidentales, gente que casi se ha tropezado con la sala y con la función paseando por la calle y se han dejado llevar. Peligros de vivir en un área que por fin cuenta ya con una de esas salas de barrio -y Nudo lo es- que echaba en falta en la ciudad un veterano de la escena con quien hablamos hace unos meses, Guillermo Alonso del Real, director de la Escuela Municipal de Teatro de la calle Mejía Lequerica.
Darío Cortés habla de la “seriedad y honestidad” con la que lleva a cabo su trabajo, “que luego podrá gustar más o menos”, reconoce. De su boca salen pocas quejas, pese a lo difícil que es en España, por cuestiones económicas, constituirse legalmente como compañía de teatro, encontrar espacios en los que actuar u obtener subvenciones. No hay tiempo para lamentos si uno lo que quiere es explicar cómo en un espectáculo autogestionado como el suyo todos hacen de todo, implicándose directa y activamente en labores de atrezzo y de marketing, entre muchas otras.
Este malasañero de adopción (“Aquí encontré un barrio con alma, con una energía particular, muy creativo”) dice estar ansioso por representar 'Desmesura' fuera de la capital. “En la obra se desarrolla un triángulo amoroso entre chicas y también una relación entre dos hombres. El tema de la homosexualidad está ya como muy aceptado en Madrid, pero me interesa mucho ver cómo reacciona el público de lugares más pequeños ante las situaciones que surgen a partir del texto”.