“Estoy todavía en shock, pero este tipo de agresiones se tienen que saber, porque esta gente es peligrosa”. Las palabras son de Ana (nombre ficticio), vecina de Malasaña y residente en España desde hace 17 años. El pasado domingo tuvo que pasar por el mal trago de una agresión de carácter “racista y machista”, denuncia a Somos Malasaña. Fue por la tarde, sobre las 19.00 horas, mientras tomaba una cerveza con una amiga en el Freeway, el popular bar de Corredera Alta de San Pablo con San Vicente Ferrer.
“Entraron dos chicos de treintaytantos con apariencia extraña y enseguida vinieron a sentarse junto a nosotras para hablarnos. Estábamos a punto de irnos así que les dejamos”, recuerda Ana. Entonces se dieron cuenta de que “decían cosas inconexas, como si estuvieran drogados” y empezaron a preguntarles por su origen, intimidándolas. Ana, española nacionalizada de origen venezolano, empezó a intranquilizarse aunque mantuvo la calma. “Entonces uno de ellos se puso a decirme si sabía quiénes eran Alternativa por Alemania y Le Pen, y si sabía que esos movimientos estaban llegando ya a España. Yo le contesté que me parecía lamentable. Y me soltó vete a tu puto país”.
Después de esta frase, que se la dijo “muy cerca del oído, para que nadie la oyera” -relata Ana- el chico le tiró una cerveza a la cara, enfadado. La agredida le respondió con el mismo gesto y le empezó a llamar “racista” mientras el agresor escapaba del local. En ese momento, el resto de clientes, muchos de ellos de origen extranjero, se percataron de la situación y ofrecieron su ayuda a la vecina, que también fue atendida por el camarero del Freeway. Sin embargo, los agresores no pudieron ser retenidos.
“Creo que querían hacer un escándalo, me escogieron a mí y a mi amiga porque éramos un blanco más fácil entre las personas de todo tipo que había en el local”, relata Ana a este periódico. “Y, como no se lo puse fácil, acabaron insultándome y agrediéndome”, recuerda. La agredida no denunció el incidente en su momento “porque estaba en shock”, repite. Pero sí que se plantea hacerlo ahora ante la Policía y lamenta que “por los tiempos que corren, parece que vamos a tener más incidentes como estos en Madrid”.
Los agresores eran dos chicos “en apariencia simpáticos, españoles. Uno era alto y con poco pelo, camisa blanca y pantalones negros”, explica. El otro llevaba una indumentaria muy habitual entre los miembros de grupos neonazis: “Pantalones ajustados, pelo muy corto y polo blanco de la marca Fred Perry”, indica Ana.
Las agresiones de miembros de la ultraderecha hace tiempo que no son habituales en Malasaña, barrio caracterizado por la diversidad de sus habitantes y la buena acogida a personas de toda nacionalidad, raza y color en locales como el Freeway. Tal vez por esa armonía entre grupos diversos los neonazis han tenido siempre a esta zona de Madrid como uno de los lugares en los que intentar desarrollar sus actos, como la manifestación ultraderechista de 2016 en la plaza del Dos de Mayo o la reciente ocupación de un edificio por parte de Hogar Social Madrid en la plaza de Cristino Martos.