El pasado miércoles 16 apareció publicado en El País un interesante artículo con nuevos datos sobre la reapertura del Cuartel del Conde Duque. Parece que finalmente estará listo después de las elecciones municipales, y lo hará con un importante desfase respecto de los 41 millones con que se dotó inicialmente el plan director para su reforma.
Las obras en marcha no han pasado desapercibidas entre la blogsfera más interesada por el patrimonio del barrio. Carlos Osorio se preguntaba hace meses si el enorme gasto no será un despilfarro innecesario y cuestionaba “¿por qué, en vez de reformar lo que ya estaba reformado, no se gastan nuestro dinero en cosas útiles para que vivamos un poquito mejor?”
El artículo de Osorio, que también se quejaba de que con la rehabilitación “se cargan todos los tejados, mandando a paseo sus estupendas tejas árabes y sus buhardillas, que estaban en perfecto estado, para poner una cubierta de chapa metálica”, está en la línea de un comentario de Jesús Reinoso en un artículo sobre la rehabilitación del Conde Duque en Arte en Madrid:
“Es indignante como un edificio del siglo XVIII tan singular y monumento nacional está siendo alterado de esta forma cuando a cualquier vecino con una casa algo antigua le obligan a respetar todos los elementos arquitectónicos. 1) Estando las tejas de los tejados en perfecto estado y siendo asi los tejados de la zona, las tejas están siendo quitadas y sustituidas por tejados de zinc o pizarra. 2) en la fachada norte del centro, se está levantando un piso adicional. Me parece un abuso urbanistico y patrimonial a denunciar”.
Carlos de Riaño, el arquitecto que firmará el nuevo Conde Duque, argumenta en el artículo de El País que pretende recuperar la arquitectura industrial propia de la rehabilitación que sufrió el Conde Duque en el siglo XIX, tras quedar casi reducido a la nada en un terrible incendio: “Parece un cuartel y un edificio industrial, que es lo que ha sido siempre. Estoy muy contento de que tenga ese aspecto”.
Por lo tanto hay cosas que vuelven - el piso que se está subiendo recupera la altura del primer cuartel- y otras que se van, como el zinc de los tejados en detrimento de la tradicional teja.
¿Reinterpretación o
desvirtuación? Seguramente los límites de la integración arquitectónica son difusos ¿armonizar con la recién modernizada fábrica de la Mahou? ¿o con los tejados de teja decimonónicos del barrio? En cualquier caso parece que habrá que esperar al menos hasta junio para poder juzgar en su totalidad el resultado de las obras.
El enorme complejo fue levantado a partir de 1717 para guarnecer a la guardia de Felipe IV. Se ocupó del
proyecto Pedro de Ribera, maestro de obras y alarife de la Villa, autor de
la gran portada de piedra, que es su mayor valor artístico. En 1869 sufrió un espectacular incendio y durante gran parte del siglo XX su estado fue ruinoso. Desde 1969 pertenece al Ayuntamiento de Madrid y desde los setenta tiene la consideración de Monumento Nacional. En los ochenta se hizo la rehabilitación que dio como resultado el Cuartel del Conde Duque de aspecto rosado que hemos conocido durante los últimos años, aunque el patio sur –sin rehabilitar – dejaba ver su anterior piel. Mucha gente da por hecho que el cuartel – y la calle – le deben el nombre al Conde Duque de Olivares, famoso valido de Felipe IV. Esta versión, que se debe a los escritos de Mesonero Romanos, parece ser falsa, el nombre provendría del hecho de que el cuartel está sobre el solar que ocupó el palacio del Conde de Aranda y Duque de Peñaranda. En el inmueble se encuentran un centro cultural, el Archivo de la Villa, las bibliotecas Histórica y Musical, el Museo de Arte Contemporáneo, la Imprenta Artesanal y la Hemeroteca de Madrid.