El Café Comercial reabrirá como restaurante

Casi un año hemos tardado en conocer cuál sería el futuro del Café Comercial, después de su sorpresivo cierre en mitad del verano pasado. Aquel día de julio los trabajadores se quedaron impactados con la decisión y sus clientes llenaron las paredes del local de corazones con recuerdos y también reproches por el final del que era el café más antiguo de Madrid. Entonces comenzaron los rumores que llegaron a situar incluso una franquicia como Starbucks como nueva inquilina del negocio.

Ahora, una pequeña empresa de restauración y catering quiere tomar las riendas del Comercial para convertirlo en un bar-restaurante, informa El Mundo en su edición de Madrid. Se trata del grupo El Escondite, que después de llegar a un acuerdo para el traspaso del local ya está en conversaciones con el Ayuntamiento para abrir un restaurante en el primer piso del local y una zona de tapeo en la planta baja.

Si tomamos como referencia el tipo de platos que ofrecen los los locales que gestiona este grupo (el cercano restaurante Lady Madonna, en la calle Orellana, y El Escondite de Villanueva), en el nuevo Café Comercial se servirán platos muy comunes a cualquier nuevo local de hostelería como hamburguesas gourmet, magret de pato, secreto ibérico o tartar de atún. También se servirán brunchs y comida más informal, además de refrescos, cervezas y cócteles.

Salga lo que salga de la cocina, antes los nuevos gestores del mítico emplazamiento deberán ejecutar una obra que respete al milímetro todos los elementos protegidos del local, que son muchos e incluyen hasta la vajilla del antiguo café. Todavía no se ha presentado proyecto final, pero ha habido varias reuniones con el Consistorio, que ve con buenos ojos la reforma, informa El Mundo.

El cierre del Café Comercial acabó de golpe con un local que abrió en el año 1887 y que se convirtió en lugar habitual de encuentro de escritores y creadores de la talla de Antonio Machado o Camilo José Cela. Sus últimos gerentes, Fernando Vera y Andrés Jiménez Contreras, cuarta generación de la familia que regentaba el negocio desde principios del siglo XX, decidieron poner fin a su historia por “fuertes diferencias en la gestión”, indica El Mundo.

Al conocer su cierre, cientos de madrileños acudieron a las puertas del local para despedirse con textos de todo tipo colocados sobre las ventanas con pegatinas, algunos con recuerdos cariñosos y otros con reproches por el fin del negocio: “Nunca pensé que nos abandonarías”, “Así cerráis un poco de historia de Madrid” o “Madrid se muere ante nuestros ojos”, fueron algunos de los mensajes.

Más información:

Más información: