Lo anticipamos en exclusiva el pasado mes de noviembre y este jueves se hace realidad: reabre el Palentino, aunque el gran público deberá esperar un día más para traspasar sus puertas. Con nueva cara, nueva propuesta, nuevos gerentes y un alquiler de 10.300 euros mensuales al que hacer frente, que nadie espere encontrar en esta esquina de la calle Pez con la plaza de Carlos Cambronero los precios que ofrecían antaño Casto Herrezuelo y Loli López. Y lo que atañe estrictamente al bolsillo no será la única diferencia que presente el local con respecto a lo que fue.
El Palentino, tal y como siempre lo conocimos murió hace un año y punto. Aceptado ese hecho irrefutable, lo que la nueva dirección pretende es sacar a flote un negocio con guiños a su ayer, en el que fotos antiguas (firmadas por Jonás Bel) rememorarán un espacio que ha sido una segunda casa para miles de personas, nombres de la carta honrarán la memoria de algunos de los clásicos que en este lugar se sirvieron y las tardes de los martes y de los jueves, a modo de hora feliz, las cañas volverán a costar 1,10 euros, las copas 3 euros y habrá bocatas por 2 euros.
Al frente de esta arriesgada misión, el empresario argentino-gallego Martín Presumido, quien en la entrevista que concedió a Somos Malasaña hace cuatro meses ya anticipó su deseo de contar con una persona bien conocedora de Malasaña para la gestión del negocio. Esa persona no es otra que Narciso Bermejo, creador de propuestas en el barrio como Macera Taller Bar, encargado de la dirección gastronómica del hotel Siete Islas, currante de su propio local -el Nada365, en el que curiosamente podemos encontrar un bocadillo llamado El Palentino- y habitante de la zona implicado en las luchas vecinales que exigen a la administración una larga lista de mejoras.
Para el nuevo Palentino, Bermejo ha diseñado una línea de destilados artesanales y exclusivos en honor a Casto, mientras que Presumido y su empresa Mamá Chicó se encargará de la oferta gastronómica, “mezclando tradición con evolución”.
La inauguración del Palentino se realizará a partir de las 19 horas y este periódico estará presente, lo mismo que estuvo presente el día de las últimas cañas de la anterior etapa. Los nuevos encargados de el Palentino pretenden que el local mantenga lo heterogéneo de la clientela que siempre lo caracterizó y piden comprensión con los notables cambios que se encontrarán quienes regresen a este espacio: los estéticos, forzados por las nuevas normativas y los de otra índole, forzados por los nuevos tiempos que corren en la hostelería y por los precios que se pagan por este tipo de negocios en Malasaña.
El fondo de inversión que soltó 1,3 millones de euros a los anteriores propietarios por hacerse con el local poco entiende de nostalgias y el alquiler que ha impuesto a los nuevos gestores de El Palentino necesariamente ha de pesar. Antes de conocerse con detalle todos los condicionantes económicos que han rodeado la Operación Palentino cualquiera era capaz de sospechar que sería casi imposible que el local no quedara en manos de alguna gran cadena hostelera y, una vez conocidos esos condicionantes, más imposible parece si cabe. A punto estuvo de convertirse en lugar despersonalizado de franquicia puntera, pero en ese destino, al menos de momento, se han cruzado un Presumido y un Narciso, que llegan reclamando una oportunidad.