Alejandría es estadounidense y lleva viviendo en la calle Espíritu Santo prácticamente desde que llegó por trabajo a Madrid, hace ya 8 años y medio. Da clases de inglés en un colegio de Argüelles a niños de entre 4 y 18 años y ahora, desde su confinamiento, afirma que su momento preferido del día es cuando a las 20 horas sale a su balcón a unirse a sus vecinos en un gracias diario tanto a aquellos profesionales de todo tipo que siguen trabajando como a quienes desde la responsabilidad de la lucha para frenar la curva de contagios del coronavirus se quedan en sus casas.
Desde ayer, de su balcón cuelga día y noche una pancarta en la que está escrito con letras cosidas de tela un 'Gracias por todo'. “Quería poner 'Gracias por todo a todos', pero no tenía material suficiente en casa para tanto texto. Me encantan las cosas artesanales y las manualidades, así que hice unas letras y las coloqué sobre una toalla vieja”, nos cuenta por teléfono desde su encierro.
Afirma Alejandría que la hora de los aplausos “y de hacer ruido y de animarnos” le está permitiendo conocer nuevos vecinos desde su balcón, el cual gracias a la pancarta que luce atrae más miradas. “No he hablado mucho con nadie en particular, pero nos miramos, nos sonreímos y siento como que les conozco. Es una sensación que ojalá continúe cuando todo esto acabe. Reconforta saber que somos vecinos y que estamos luchando por lo mismo”.
Los padres de Alejandría viven y trabajan en Estados Unidos y esta vecina, como seguro que sucede con tantos otros, dice estar especialmente preocupada por su salud. Advierte de que el sistema de bienestar estadounidense es muy distinto al español y que, además de que allí hay mucha gente sin seguro médico, la falta de ayudas para los que están sin empleo hará que muchas personas sigan trabajando incluso presentando síntomas de coronavirus. “Aunque allí la enfermedad ha llegado más tarde y han tenido más tiempo para tomar medidas, creo que el sistema en España y en Europa está mejor preparado para atender a la población ante una crisis como ésta”, concluye.
Mientras sigue desde casa con su labor educativa, viendo como profesora qué puede hacer en la red para continuar enseñando a sus alumnos, esta vecina seguirá asomándose al balcón cada día a las 20 horas para dar gracias y ánimos a todo el mundo, mientras su pancarta hará lo mismo durante 24 horas a quienes la tengan al alcance de la vista.