Según datos de 2013 de Eurostat, en España el riesgo de pobreza entre los menores de 18 años se situó en 2012 en el 29,9 %, casi nueve puntos por encima de la media de la UE, y UNICEF denuncia que uno de cada cuatro niños españoles no desayuna por no tener qué llevarse a la boca. En el país hay seis millones de parados, pero es que, según el citado informe, el 12 % de la población española que trabaja no gana lo suficiente para escapar de la pobreza. Dicho esto, no es de extrañar que en Malasaña, el barrio de los 'cupcakes' a 3 euros y de las cervezas a 3,50 en casi cualquier terraza, haya vecinos que no tengan dinero suficiente para comer ni para aprovisionarse de productos básicos y omnipresente en cualquier cesta de la compra. Es algo que saben bien en La Despensa Solidaria de Malasaña, un pequeño grupo surgido de la Asamplea del 15M del barrio y que desde hace un par de años se ocupa de conseguir alimentos para familias entre distintos comercios colaboradores de la zona.
Los miembros de esta particular despensa persiguen, más allá de llenar de comida las cestas de quienes están pasando penurias económicas en Malasaña, explicar a todo aquel que quiera escucharles que en la comunidad en la que viven hay una pobreza extrema ante la que no deberíamos quedarnos indiferentes.
“La Despensa Solidaria de Malasaña no pretende ser una red de subsistencia más como las que ya existen en Cáritas o Cruz Roja”, explica una de sus miembros. “Queremos, por una parte, activar las redes de solidaridad entre los vecinos e implicar al barrio entero en el problema y en la solución; por otra, contar con las familias receptoras de ayuda en la gestión de esta red, que esperemos acabe siendo autogestionada por ellas mismas. La Despensa Solidaria de Malasaña la formamos todos a un mismo nivel: voluntarios, comercios colaboradores y beneficiarios”.
Una labor común
Una labor común
Mónica e Íñigo actúan como extraoficiales portavoces de esta organización para explicar que el pasado año atendían a 30 familias, dando una entrega de productos al mes. En la actualidad, dicen tener un menor número de familias recibiendo ayuda. “Comenzamos asistiendo a algunas familias cuyos hijos tenían vinculación con la Asociación Infantil y Juvenil EOF y a otras que vivían en los edificios okupados de La Manuela y Las Leonas. Seis comercios del barrio se implicaron en la recogida de alimentos: Alimentación Nieto (calle Palma 6), Alimentación Relloso (calle Palma 21), Pastelería Diadema (Espíritu Santo 6), El Mercado de la Corredera (Puebla 15 esquina con Corredera 14), Pastelería La Cruz (Pez 34) y la escuela de idiomas Atlantic Group (Gonzalo de Córdoba 2). Actualmente, el supermercado UDACO de Noviciado 20 se ha sumado a la lista, mientras que Alimentación Relloso ha causado baja”.
La colaboración de los comercios se basa en tener una caja de recogida de alimentos y productos situada en sus establecimientos. Los miembros de La Despensa vacían esas cajas semanalmente, almacenan lo depositado y una vez al mes lo reparten entre los beneficiarios.
Como grupo, La Despensa se reúne cada 15 días los martes, entre las 18:30 y las 19 horas, en el Patio Maravillas. Es allí donde se les puede contactar en persona.
Entre sus próximos objetivos, además de crecer tanto en número de voluntarios como en el de familias a las que ayudan, está el de colocar huchas solidarias en los establecimientos colaboradores. “Hay usuarios del servicio que se pasan la vida comiendo lentejas”, explica Íñigo. “Tenemos gran cantidad de donaciones de productos como legumbres y arroz pero, sin embargo, nos cuesta mucho conseguir productos no perecederos como carne, verduras o pescado, también básicos en cualquier dieta. O, simplemente, productos para la higiene personal y de la casa, resulta que no pensamos que esas cosas también son tan necesarias como las de comer. Por logística es difícil gestionar donaciones de ese tipo, por lo que queremos instalar unas huchas en los comercios del barrio en las que la gente pueda dejar dinero para que quien lo necesite recurra a él y compre en los mismos establecimientos colaboradores con hucha ese otro tipo de productos que también les son esenciales. Hasta ahora, los alimentos no perecederos que repartimos son excedentes de los pequeños productores que nutren a los grupos de consumo que funcionan en El Patio y en Espíritu 23”.
Necesidades
Necesidades
Desde la Despensa Solidaria de Malasaña, que no deja de ser un banco de alimentos con unas características propias, están abiertos a la colaboración de cualquier persona o comercio que desee ayudar. “Pueden sumarse como punto de recogida de alimentos, formando parte de nuestro grupo de trabajo, difundiendo la iniciativa o poniéndonos en contacto con otros colectivos que trabajen en la misma línea o con familias necesitadas, a las que no siempre resulta fácil identificar”, explican.
Entre otras muchas necesidades, en el grupo hablan de una urgente: encontrar un lugar en el que almacenar los alimentos que van recogiendo. “Hasta el momento los hemos ido depositando donde hemos podido, pero si queremos crecer y llegar a más personas, debemos encontrar primero una base, por lo que si alguien dispusiera de un espacio sin utilizar que pudiera prestar a la causa quedaríamos muy agradecidos”.
El 20,4 % de la población española, uno de cada cinco habitantes, vive por debajo del umbral de la pobreza. Por personas en riesgo de pobreza o exclusión social se entiende a las que disponen de solo un 60% del ingreso medio del resto de la población; las que tienen entre el 40% y el 50% de esos ingresos medios son catalogadas como “pobres” y las que viven con menos del 40% se puede decir que se encuentran en situación de “pobreza extrema”.