La Llamada, el hit teatral convertido en película que nació y creció en Malasaña

Hace ahora cinco años, una pequeña obra de teatro ocupaba el hall de entrada al Teatro Lara. Una pareja de dos chicos malasañeros (Javier Calvo y Javier Ambrossi, Los Javis) había conseguido liar a los responsables de esta sala centenaria para que les dieran la oportunidad de programar una obra de microteatro atípica, una especie de musical con banda en directo que mezclaba monjas, electrolatino, adolescentes, a Presuntos Implicados y a Withney Houston.

Los costes de producción eran de risa: 1.000 euros que pagaron de su bolsillo y -en parte- con la ayuda del productor Mariano Piñeiro. Lo usaron para comprar un par de camas por Ebay, que transportaron los mismos directores en su coche. Y las colocaron en el hall del Lara, que por aquel entonces empezaba a programar obras arriesgadas, para dar oportunidades a nuevos creadores. Para los actores y músicos tiraron de amigos (Belén Cuesta compartía barra de bar con uno de los directores, por ejemplo). Y se lanzaron a las tablas para representar La llamada, que así la titularon.

El resultado fue sorprendente: en principio la obra iba a representarse dos días, pero ante el éxito de público, que salía encantado y desternillado de la representación, pasó a ocho días. Y, comprobado su enorme potencial, los responsables del teatro les ofrecieron mudarse  a la sala grande porque la entrada se quedaba pequeña.

Aquí entra en escena un espacio que fue efímero en el barrio pero que llegó cuando Los Javis más lo necesitaban. San Miguel andaba promocionando un nuevo tipo de cerveza a través de un espacio de creadores -el Blu Room- que había montado en la calle Loreto y Chicote. Y los directores necesitaban un espacio en el que madurar su obra, que ya apuntaba maneras pero que necesitaba una importante adaptación para pasar al escenario principal del Lara. El equipo de La llamada se trasladó allí para ensayar y, seis meses después, sucedió esto:

El 18 de octubre de 2013 se estrenaba la versión ampliada de La llamada. En el histórico escenario del Lara y con la sensación de que estaba naciendo algo grande. En el elenco de actrices se encontraban Macarena García, Belén Cuesta, Ana García y Gracia Olallo, además del cantante Richard Collins Bure como principal figura masculina. La originalidad de la trama -una joven que siente la llamada divina en un campamento segoviano de monjas-, de su formato -musical con una mezcla de estilos sin complejos- y la frescura de sus interpretaciones fue generando un fenómeno fan a pequeña escala.

Rápidamente, La llamada se convirtió en la obra que cualquier madrileño amante de la escena tenía que ver. Sus frases (“lo hacemos y ya vemos”) iban impregnando la cultura popular. Y la bola fue creciendo que hasta se acuñó el término de llamaders para referirse a los fans de la obra. “Nadie sabe cuál es la clave de este éxito. Si lo supiéramos, lo repetiríamos, pero no sabemos si se va a volver a repetir”, explicaban hace unos días Los Javis en el programa La Corrala, de M21 Radio.

La llamada, la película

La llamada, la películaLa llamada

Entre la legión de llamaders que la obra fue acumulando se encontraba el productor Enrique Laviñe, que aseguró a sus directores, nada más verla, que la convertiría en película. No mentía: este viernes 29 de septiembre llega a los cines la adaptación del musical. De una obra teatral que trata “de que cada uno haga lo que quiera con su vida, y que los demás lo acepten”, explican sus directores.

La llamada se rodó el verano del año pasado en un campamento junto al puerto de Guadarrama. Ha sido dirigida también por Javier Calvo y Javier Ambrossini y en el reparto está el elenco original de la obra teatral, que a estas alturas ya suma dos Goyas y alguna nominación más por interpretaciones en otras películas que surgieron después de La llamada.

¿Hasta dónde llegará el fenómeno? Nadie lo sabe pero si la película tiene el mismo éxito que la obra teatral (el Lara la sigue programando los fines de semana), podemos tener Llamada para muchos, muchos años.