Los lugares de Antonio Machado en Malasaña

Esta mañana, nada más abrir un ojo, reparamos en que alguien había escrito en algún lugar de la red el verso Estos días azules y este sol de la infancia... Inmediatamente reconocimos las últimas palabras escritas por Antonio Machado, halladas en su gabán tras su triste muerte en Colliure. Era un refugiado más, como tantos miles aquellos días y tantos miles en 2016. Inmediatamente nos pusimos a repasar mentalmente las huellas que el poeta dejó en nuestro barrio. Hoy se cumplen exactamente 77 años de su muerte.

Sus casas en Malasaña

Una de las viviendas que los hermanos Machado ocuparon cuando se trasladan desde Sevilla a Madrid Madrid en 1884 fue el número 5 de la calle Apodaca. Aquí vinieron siguiendo a su abuelo, Antonio Machado Núñez, que fue nombrado catedrático en la Universidad Central (en la calle San Bernardo). Durante aquellos años de su infancia también vivieron en la calle Infantas número 42 y en la calle de Churruca, entre otros lugares.

Los Machado se mudaron en numerosas ocasiones (viviendo siempre de alquiler), a veces por avatares económicos y en ocasiones por acercarse a sus centros de estudio. En la calle Fuencarral habitaron distintas viviendas: en el número 46, junto al Humilladero de Nuestra Señora de la Soledad ; posteriormente, la muerte del padre les hizo mudarse al nº 98, cerca de la glorieta de Bilbao;  de allí se irían cuando su abuelo falleció -esfumándose también sus ingresos- a un piso más barato, en el 148 de la misma calle.

Años después, en 1909, Antonio Machado y su joven mujer-musa, Leonor Izquierdo, pasarían una temporada en la casa materna, en la Corredera Baja de San Pablo número 20. Este inmueble no es otro que el edificio de viviendas más antiguo de Malasaña (y uno de los más antiguos de Madrid), el que albergó la mítica taberna La Pepita y que –tras dejar atrás su función inicialmente prevista como dotación social- va camino de convertirse en edificio de apartamentos de lujo.

En las aulas

Aunque don Antonio ejercerá el trabajo de maestro, su lugar en las aulas del barrio no fue la tarima del profesor, sino los pupitres del Instituto Cardenal Cisneros, en la calle de los Reyes. Antonio ingresó en el instituto en 1890, proveniente del San Isidro, donde se había matriculado el año anterior. Antonio Machado no fue siempre un estudiante brillante, llegando a suspender, ironías del destino, Lengua Castellana. Las apreturas económicas de la familia, las muertes de su padre y de su abuelo, y un temprano viaje a París, hicieron que su educación se interrumpiera en diversas ocasiones. Las calificaciones del bachiller Antonio Machado aún se encuentran en el archivo del centro.

En los cafés

Fueron muchos los cafés que Antonio Machado habitó en el Madrid del primer tercio de siglo: El Español, el de las Salesas, el Varela…Algunos de ellos estuvieron en el barrio también. Machado tertulió en los divanes de peluche rojo del Café Europeo (que estaba en número 1 de la Glorieta de Bilbao) o en el Café Comercial, en el que, antes de su cierre, existía un Rincón de don Antonio. También se pudo ver a Antonio Machado en otros cafés del barrio, próximos a los teatros Maravillas o Lara.

*Para un viaje más completo por el Madrid de Antonio Machado se puede consultar Antonio Machado en Madrid, en Arte de Madrid.