Los efectos de Madrid Central, el área de bajas emisiones puesta en marcha por el Ayuntamiento de Madrid, empiezan a ser palpables. La contaminación registrada durante el mes de marzo, el primero con sanciones desde que arrancó la medida, a finales de noviembre, arrojan resultados esperanzadores, según el informe publicado por Ecologistas en Acción, que está haciendo un seguimiento exhaustivo de sus efectos sobre la atmósfera.
El último mes fue en Madrid el marzo menos lluvioso de los últimos diez años, lo que provoca el fenómeno de la inversión térmica, lo que suele generar un aumento notable de la cantidad de dióxido de nitrógeno. Pese a ello, la contaminación registrada en la mayoría de estaciones de medición de la capital fue sensiblemente inferior a la media de los diez últimos años, aunque los efectos más llamativos han tenido lugar en el único punto de medición situado dentro de Madrid Central: la estación de plaza del Carmen.
En este lugar se registró una media de 34 µg/m3 de NO2, frente a los 41 µg/m3 de marzo de 2018, mes que registró 21 días de lluvia. Un dato relevante es que el anterior marzo la Gran Vía tenía todavía la antigua configuración de tráfico, con aceras más estrechas y un carril más para los coches por sentido, ya que aún no se había ejecutado la reforma.
No obstante, la estación de Madrid Central no es la única que registró datos de contaminación más favorables, pese a la ausencia de lluvia. Hasta 16 estaciones (de 24) constataron una reducción en los niveles de NO2, entre las que destacan estaciones al norte como Tres Olivos, Plaza de Castilla, Cuatro Caminos o Castellana. Las peores cifras se concentran en el sur, con las estaciones de Villaverde y Plaza Elíptica concentrando los peores datos, además de Escuelas Aguirre.
Ecologistas en Acción concluye en el informe que Madrid Central “resulta positiva sobre la contaminación por dióxido de nitrógeno, y su efecto es más acusado dentro del perímetro de la zona delimitada por la actuación, pero también se detecta en las zonas circundantes”, todo ello pese a haber pasado “el marzo más seco” de la última década.
No obstante, la organización estima que “Madrid Central no es una medida suficiente por sí misma para resolver todos los problemas de la contaminación atmosférica, como el de los puntos más conflictivos de tráfico en la ciudad. Es obvio que resulta necesario adoptar más medidas que vayan en la misma dirección que Madrid Central: una reducción significativa del tráfico”.