Malasaña Man, el superhéroe del barrio: “Busco denunciar injusticias, pero de buen rollo”

“Héroe de barrio. Defensor de la fiesta y enemigo del garrafón”. Así se define Malasaña Man, el superhéroe que recorre las calles del centro de Madrid velando por que siempre haya “buen rollo” en el barrio. Un personaje que nació hace años y que ahora lanza una serie online para darse más a conocer.

“Es una serie que busca la risa de la gente, a la vez que sirve para denunciar algunas injusticias”, explica a Somos Malasaña el superhéroe. “La idea es protestar por la presión a la que estamos sometidos por parte de los gobernantes, entre otros”, apostilla“.

De momento, lo que se puede ver en su canal de YouTube, donde acaba de colgar el primer capítulo de la serie, son divertidos dibujos, mucho tecno y una grabación que presenta a Malasaña Man como defensor de los DJ explotados, todo autoproducido en un tono muy amateur pero también muy divertido. Este es el capítulo:

“No somos profesionales, no nos dedicamos a esto” explica el héroe de capa y leotardos leggins de vinilo para explicar lo naif de su propuesta. “Y tenemos que mejorar los guiones”, dice mientras suelta una carcajada. “Pero el objetivo es que la gente se ría”. Promete dejar un capítulo más cada mes, en los que tal vez aparezcan sus compañeros superhéroes (Rural Girl, Rastro Boy, el Vengador de Usera) o alguno de sus archienemigos, como el Doctor Chueca.

Además de la serie online, Malasaña Man lleva ya un tiempo organizando actividades diversas desde sus perfiles en Facebook y Twitter, donde convoca a sus seguidores para concursos de playback , monta mercadillos... Su próximo proyecto: organizar una batalla de jamones de peluche en las fiestas del Dos de Mayo en colaboración con otros comercios de la zona: “A ver si lo consigo”.

Como otros superhéroes, Malasaña Man cuenta con una doble personalidad. Cuando deja de defender la fiesta lava los trapos sucios de todo aquel que requiera sus servicios en Casablanca, una lavandería de la Corredera de San Pablo. Allí también vende camisetas con la letra más mádrileña, que el mismo ha inventado, la meñe, mitad eme, mitad eñe. “De malasañero y de madrileño”, dice.