Cualquier erasmus (estudiante extranjero residente de forma temporal en Madrid durante un periodo académico equis) que se precie regresa a su país de origen con un máster no oficial en ‘noctambulogía’ española. Se les presupone escasez de dinero pero su hiperactividad y omnipresencia en calles, garitos y, en general, en cuanto sarao de ocio se organiza aquí y allá cualquier día de la semana no se corresponde con esa imagen. Quizá el secreto de lo que les cunde el dinero esté en el rastreo exhaustivo que realizan de lugares y en la comunidad de recomendadores boca-oreja de la que se rodean y en múltiples consultas en internet.
Aunque zonas como Huertas -y ese tótem que es La Fontana de Oro- pueden ser, sobre el papel, más territorio erasmus que Malasaña, esta orilla norte de la Gran Vía acoge también buenas cantidades industriales de ellos cada semana. Para todos esos erasmus y para los que vendrán en el futuro, hemos seleccionado una serie de espacios nocturnos imprescindibles por los que pasar. Entre las recomendaciones, clásicos obvios, pero también lugares más desconocidos:
La Vía Láctea y El Pena
La Vía Láctea y El Pena
La Vía Láctea (calle Velarde 18) ejerce su hipnotismo entre los erasmus gracias a las míticas noches musicales de este templo de la época de La Movida erigido desde hace décadas sobre lo que fue una vieja herrería que hoy poca gente recuerda. Casi enfrente de la Vía, el Laberinto (calle Velarde 9), con su aroma a bar castizo de los de toda la vida y su futbolín, es otro referente a tener en cuenta.
Cuarenta años ha cumplido el Penta (calle Palma 4) y su estado de salud es inmejorable. El conocido como ‘el bar de la Chica de Ayer’ (vinculado irremediablemente a la figura del desaparecido y a la inolvidable canción de Nacha Pop) es visita obligada para cualquiera que le guste la buena música y disfrutar de la amistad birra en mano. Muy cerca de éste está el Tupperware (Corredera Alta de San Pablo 26), cuyas sesiones de DJ’s son lo más. Son garitos como los de antes, supervivientes de las noches que dieron fama mundial a Malasaña e ideales para visitar entre semana, dado que los fines de semana suelen estar demasiado llenos.
Si hasta ahora hemos tirado de clásicos, Lucy in the Sky (San Vicente Ferrer 55) es un secreto que nos da hasta un poco de pena desvelar, no sea que vaya a morir de éxito. Cierra tarde y los jueves de madrugada suele acoger música en directo. Para erasmus con inquietudes. Ambiente underground y posibilidades de encuentro con gente de lo más interesante.
Teatro Barceló y Sala But
Teatro Barceló y Sala But
Dejando a un lado los bares, el Teatro Barceló (calle Barceló 11) es la opción para quienes busquen un lugar con mucha gente: discoteca con tres plantas y tres ambientes musicales distintos para un público eminentemente muy joven, varias fiestas a la semana y conciertos de gente conocidilla, conocida y conocidísima. A su lado, la Sala But, también con buenos conciertos y casa del mejor club indie de Madrid -y posiblemente de España-, el Ocho y Medio, con entrada por ‘lista de puerta’.
En San Lorenzo 5, el Lady Pepa, es un lugar ‘semiclandestino’ de lo más singular: para cenar de madrugada, después de salir de fiesta. Abre hasta las 6:30 horas y para entrar se ha de llamar a la puerta que siempre permanece cerrada. Lo clásico es pedir espaguetis -tampoco hay muchas más opciones- y existen instrumentos musicales a disposición de los parroquianos, por lo que las jam sessions son lo habitual. No es barato, pero poder cenar en este lugar a las tantas es un pequeño lujo asumible para cualquier mortal.
Malasaña de día
Malasaña de día
Tras estas recomendaciones para visitar lugares de las noches malasañeras, las cuales podríamos estirar casi hasta el infinito, hemos pensado que es posible, tan solo es posible, que haya erasmus que también salgan por Malasaña de día. En ese caso, la plaza del Dos de Mayo es el mejor sitio para ver y dejarse ver al sol, antes o después de dejarse caer a saborear un yayo por la casticísima taberna Casa Camacho (San Andrés 4) y de darse un paseo por la calle Espíritu Santo.
Por otra parte, para erasmus con ganas de compras, una visita a alguna de las tiendas vintage de ropa de segunda mano que se han ido abriendo en la calle Velarde es algo innegociable, mientras que para erasmus enamorados, nada mejor que la cafetería del jardín del Museo Nacional del Romanticismo (San Mateo 14). Para quienes les guste el arte urbano, un paseo por la pequeña vía Galería de Robles y apuntarse a alguno de los baratísimos ‘safaris fotográficos’ que de tanto en tanto organiza por los fines de semana el colectivo Madrid Street Art Project, se convertirá en todo un planazo. Para quienes deseen mejorar su español con un nativo y en un ambiente desenfadado, los bares con intercambios de idiomas son lo más. Entre los más recomendables, el singular J&J Books and Coffee (Calle Espíritu Santo 47)
¿Y qué pasa cuando a un erasmus le aprieta el hambre y lleva poco dinero en el bolsillo? Pues que siempre podrá acudir a lugares como Petisqueria I (Mejía Lequerica 17) y Petisqueria II (Churruca 6),donde con cada consumición te sirven una tapa enorme; o al mítico Chamizo (Travesía de Conde Duque 7), con cañas a 1,40 y tapa generosa de regalo; o al Palentino (calle Pez 12), a por uno de sus pepitos de ternera de 2 euros.