“Lo lo han picado, machacado y hasta cortado las vigas”. Así describía esta mañana un vecino de Madrid, Ezequiel Villajos, la forma con la que la Comunidad de Madrid ha puesto fin al hallazgo de los restos históricos del ascensor centenario de la Gran Vía, el que diseñó Antonio Palacios para una de las primeras estaciones del suburbano. Él ha sido testigo directo de cómo los operarios de la empresa Sando destruían esta pieza y luego echaban tierra por encima de las escaleras y vigas que se habían descubierto y sobre las que se había trabajado en las últimas semanas para su catalogación.
La asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio (MCyP), que desde el primer momento advirtió de que estos elementos se debían proteger, ha considerado la actuación de Metro de Madrid como una “agresión ilegal” y se encuentra en estos momentos esperando la respuesta de la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid antes de inerponer una denuncia en los juzgados. “La Disposición Transitoria Primera protege en régimen cautelar de BIP las estaciones ferroviarias anteriores a 1936 y esta lo era”, han indicado a Somos Malasaña fuentes de MCyP a la vez que rogaban a la directora General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, Paloma Sobrini, que frenara “este atropello”.
Ahora, la constructora vaciará el hueco para construir el nuevo ascensor que dé acceso a las instalaciones. Desde MCyP reclamaban que se integraran los restos originales en el futuro proyecto de remodelación de la estación de Gran Vía, que está siendo reformada para conectar la infraestructura con el Cercanías de Sol y para instalar cuatro ascensores que la hagan totalmente accesible. También reclamaban que en proyectos como este se hagan labores de arqueología preventiva, al menos a la vez que se redacta el proyecto, para evitar que los hallazgos posteriores obliguen a modificarlo.
La reforma de Gran Vía incluye colocar en superficie una réplica del templete que diseñó Antonio Palacios para el ascensor original que estrenó la estación en 1919, año de inauguración del servicio metropolitano de Madrid. Esta iniciativa se ha encontrado con dos escollos por el camino: por un lado, el del Ayuntamiento de O Porriño, que se negó a devolver el citado templete y anunció que incluso mejoraría su entorno para ponerlo en valor. Y por otro, el de las asociaciones defensoras del patrimonio como MCyP, que alertaron del derribo de elementos históricos de la estación de Gran Vía por la reforma.
La Comunidad de Madrid tiene previsto acabar el nuevo intercambiador de Gran Vía antes de las elecciones de mayo de 2019. Pero los hallazgos patrimoniales hallados podrían retrasar la obra hasta después de los comicios. Metro todavía no ha explicado qué plazos maneja para su finalización.