Este lunes se ha conocido el fallecimiento de una de las estrellas más grandes del rock, David Bowie. Tal vez fuera por su carácter o por su música, pero lo cierto es que su imagen y sus canciones han poblado Malasaña desde que La Movida convirtió esta zona de Madrid en el reino de los riffs de guitarra en la capital.
A Bowie le seguiremos viendo en el mural que Mauro Entrialgo dibujó en 1997 sobre las paredes del Tupperware, o en los baños del Angie, ese local de San Vicente Ferrer en el que su imagen decía que también hacía caca, aunque a veces no lo pareciera por el halo de divinidad que rodeaba su figura.
El periódico Somos Malasaña quiere homenajear también a este músico que tantas buenas canciones dejó para el hilo musical de las noches del barrio y cambia durante una semana su logo, adoptando el rayo característico con el que Bowie pintó su cara. Nos seguimos viendo en los bares.