Cierra la Pastelería Diadema tras 45 años endulzando el día a día de Malasaña
El Horno Pastelería Diadema, un clásico de la calle Espíritu Santo, echará el cierre el próximo domingo 30 de mayo. Aunque el relevo generacional se había contemplado, finalmente con la jubilación de María Luisa Sánchez, y ante la falta de acuerdo con los actuales propietarios del local en el que se ubica, llegará también el fin de este comercio que lleva endulzado el día a día de Malasaña desde hace 45 años.
Dos de los cuatro hijos de María Luisa Sánchez y de Manolo, la otra mitad de Diadema y jubilado desde hace ya dos años, estaban dispuestos a dar continuidad a este negocio familiar, rentable y con una clientela fiel. Sin embargo, a la hora de renegociar un nuevo contrato de alquiler las diferencias económicas entre propiedad e inquilinos han sido insalvables.
“Nuestro contrato es de renta antigua y con mi jubilación tocaba revisarlo. Ofrecimos a los propietarios comprarles el local o alquilarlo de nuevo, pero piden demasiado dinero. Sabiendo lo que da de sí este negocio, es inviable asumir la cantidad que pretenden recibir”, cuenta una María Luisa que se podía haber jubilado ya el pasado diciembre, pero que ha estirado todo lo posible la llegada de su merecido descanso.
“Seguiré en el barrio, puesto que vivo enfrente de Diadema, en el número 5 de Espíritu Santo, pero a partir de ahora pasaré junto a Manolo mucho más tiempo en la casa de campo que nos pudimos permitir, en un pueblo de Toledo, gracias al trabajo de todos estos años; escuchando pajaritos y chicharras”.
Muy comprometidos desde siempre con Malasaña, históricos del movimiento vecinal que en los años 80 del siglo XX lo mismo organizaban competiciones deportivas para los chavales del barrio que participaban en las patrullas ciudadanas en contra de los vendedores de la heroína que sembró la zona zombies y de cadáveres, a la vez que de inseguridad, María Luisa y Manolo, Diadema, se despedirán formalmente de su “fantástica clientela” este sábado ofreciéndoles algo para picar y para beber en la puerta de su establecimiento, aprovechando el cierre al tráfico del tramo de Espíritu Santo en el que se encuentran que tiene lugar ese día como medida extraordinaria de ayuda a los comercios para superar la crisis del Covid-19.
María Luisa pone punto y final a su faceta de comerciante de Malasaña satisfecha de haber podido criar a sus hijos y sacar adelante a su familia gracias a su esfuerzo y al de su marido. “Es muy duro ser autónomo, pero lo hemos conseguido. La experiencia ha sido muy enriquecedora en todo momento. De empezar de cero, con muchas deudas y en lo que era una muy mala zona por la droga, las continuas obras, el botellón, etc, hasta llegar a donde estamos ahora se ha logrado con esfuerzo y tesón. De los malos momentos aprendimos mucho y sólo podemos dar las gracias por haber llegado a esta calle y a este barrio, donde hemos sido felices”.
En el número 6 de la calle del Espíritu Santo ha habido un obrador de pan desde los años 20 del pasado siglo. Manolo y María Luisa lo cogieron en traspaso de Amador García, abuelo de los actuales propietarios del local y de quien se dice que fue proveedor de la Casa Real en tiempos de Alfonso XIII.
Entre las delicias actuales de Diadema podemos destacar el brownie que realizan con la misma receta artesanal de la que disfrutaban antaño los distinguidos y adinerados clientes del Hotel Ritz, los roscones de Reyes, los cruasanes artesanos, sus trenzas pasteleras, las magdalenas, la tarta de zanahoria, torrijas, palmeritas, milhojas, croquetas…
A partir del domingo, Espíritu Santo no volverá a ser la misma. A la Churrería 1883, la Pollería Herrero, la pescadería Hermanos Salvadores y la Frutería Andrea, los establecimientos tradicionales más antiguos que quedan en esta calle, se les va uno de los suyos. A la vez, cientos de clientes deberán buscar un nuevo horno-pastelería de referencia.
1