El sector de los coliving desembarca en el corazón de Malasaña. La empresa Sharing Co, especializada en este tipo de proyectos, inició hace unas semanas las obras exteriores para transformar un antiguo edificio de viviendas de la calle San Vicente Ferrer en el que residió Rosa Chacel en otro de habitaciones con espacios compartidos, al que añadirá varios apartamentos turísticos.
El proyecto, adelantado por El Confidencial, prevé en total dos años de obras en total y su puesta en marcha en el segundo trimestre del año 2025, según la información ofrecida por Sharing Co en su página web. Los trabajos, que durante este mes de febrero se ha centrado en demoliciones interiores del edificio, transformarán su antigua decena de pisos en 18 habitaciones individuales y baño, con espacios comunes como cocina, lavandería, comedor o salón en sus plantas superiores. Y una chimenea junto a un jardín vertical en el patio de manzanas.
Los responsables de la empresa, Arco Galán y Jaime Bello, explican a El Confidencial que también habrá “salas de cine o de proyección para que la gente pueda alquilarlas y meterse a ver una película”. Los precios de las habitaciones, que tendrán de 15 a 18 metros cuadrados, rondarán los 950-1.000 euros mensuales por persona.
Además, la primera planta será transformada en cinco pisos turísticos, a los que se accederá por una entrada independiente situada en el número 5 de la calle San Andrés. Sus precios estarán entre 100 y 130 euros por noche. Los impulsores del proyecto afirman que no quieren ser “una empresa de turismo” asegurando que quieren “promover los viajes de empresa (...) por eso no hacemos estancias de una noche, una decisión con la que también hacemos una selección natural del cliente”.
La decisión de abrir estos cinco alojamientos como Viviendas de Uso Turístico contrasta con las propias palabras de los empresarios en la entrevista en El Confidencial sobre el destino del inmueble: “La idea es devolverlo a la vida siguiendo el estilo de Malasaña, un barrio que ha tenido momentos muy buenos y momentos muy malos, y hacerlo bajo el concepto de comunidad, pero teniendo en cuenta lo que no quieren los vecinos del barrio, que son los pisos turísticos”.
La histórica farmacia, unida a los otros dos locales
En la misma entrevista, los responsables de Sharing Co explican sus intenciones con la centenaria Farmacia Juanse, un local protegido a nivel patrimonial, como también lo están sus históricos azulejos, ahora cubiertos durante los trabajos de reforma. Su intención es “homogeneizarlos lo máximo posible e intentar que los tres tengan una sinergia para que los pueda coger un solo grupo”. Además de la farmacia, el edificio contaba con dos bares, la antigua huevería y otro de temática tiki.
Sharing Co compró San Vicente 32 hace un año y medio por cinco millones de euros. El fallecimiento en 2017 de Gustavo Pérez, propietario del inmueble, propició que su familia buscara la venta completa del edificio y fuera vaciando de inquilinos el edificio, incluidos los de los bares y el negocio de hostelería que intentó abrir en la antigua farmacia, que acabó en una disputa con denuncias cruzadas.
Cuentan desde la empresa de coliving que antes de su oferta había llegado otra por este edificio de 1.122 metros cuadrados, que finalmente no se acabó concretando. Luego llegó su oferta y el pasado 12 de febrero presentaron la declaración responsable ante la Junta de Centro para hacer obras interiores en las plantas primera y cuarta. Antes, en septiembre, habían presentado otra para obras de rehabilitación de fachada y “acondicionamiento puntual interior de las plantas segunda y tercera”, según información consultada por Somos Malasaña en los archivos municipales.