'Aquel Madrid', una colección inmensa de fotoperiodismo para conocer (o intuir) la historia del siglo XX
El pasado 14 de junio, el ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños, acudió a la calle Larra para inaugurar la exposición Aquel Madrid, 50 años de fotografías del Heraldo y el Madrid, la puesta de largo de la recién reformada Fundación Diario Madrid. La muestra puede ser vista ya, de forma gratuita, por todo el mundo y ofrece una visión de la historia de nuestra ciudad a través del archivo gráfico de dos de las cabeceras más importantes del siglo XX.
La Fundación Madrid custodia 160.000 fotografías, de fotoperiodistas como Díaz Casariego, Pérez de Rozas, Luque, Anguita, Basabe, Cervera, Urech o Wagner, entre otros, de las que se han seleccionado las casi dos centenares de imágenes que componen Aquel Madrid. El amplio y luminoso patio del edificio alberga la colección fotográfica, prendidas en sus paredes y en biombos. Una cantidad ingente de ventanas al pasado a través, en la mayoría de los casos, de los vecinos y vecinas de Madrid. Nada más y nada menos que 172 fotografías, colocadas sin más musealización que su orden cronológico y un escueto pie de foto, con el título y la firma del fotógrafo, cuando la hay.
El catálogo publicado con motivo de la cita, contiene textos de Andrés Trapiello, Javier Marías, Luis Carandell, Miguel Ángel Aguilar, Carmen Martín Gaite, Javier Rioyo, Almudena Grandes o el cocinero Nino Redruello. Es una pena que no se haya sacado más partido a estas palabras ilustres para enriquecer también la selección, pues la puesta en escena queda demasiado estoica.
El problema –o la oportunidad– de este repaso en blanco y negro por el tronco central del siglo XX madrileño, es el Madrid que no está, o que al menos asoma poco. Es bien sabido que durante el Franquismo la imagen de la realidad que se veía en la prensa diaria era solo una porción de la misma. En la exposición de la calle Larra predominan el sujeto colectivo y el costumbrismo. Barcas del Retiro, nevadas, carreras de camareros, fiestas de San Isidro…una España sonriente, esta de los años cuarenta o cincuenta, que deja ganas de viajar en el tiempo.
Se escurren, sin embargo, pinceladas grises entre el blanco y negro de las fotografías seleccionadas. Es meridiano en aquella imagen de los trabajadores vallecanos apretados en el metro o en la foto de las Ventas del Espíritu Santo. Presencias excepcionales de los extrarradios en un paisaje que remite más al centro de la ciudad y a su progreso –abundan las inauguraciones u obras del desarrollismo–. Pero, además, si uno se fija encontrará escondidos los tonos más trágicos de la sociedad asomando involuntariamente. En las ropas de algunas fotografías de la posguerra o en la presencia de curas orondos en medio de la escena.
El Madrid fue un diario verpertino fundado por el periodista Juan Pujol Martínez. En sus primeros años, se trataba de una publicación inequívocamente franquista, que de hecho ocupó los locales incautados al Heraldo de Madrid y El Liberal tras la guerra. Durante los años de la Segunda Guerra Mundial, sin duda impulsado por las inclinaciones germanófilas de su patrón, mantuvo una postura pro nazi. En los años sesenta, con otros rectores afines a la familia franquista del Opus Dei, se convertirá en escuela de una plantilla mítica de periodistas: los Miguel Ángel Aguilar, José Oneto, José Vicente de Juan o Alberto Míguez. Comienza entonces su etapa de mayor independencia y de aperturismo desde dentro del Régimen, que lo llevaría a tener problemas legales e incluso a ser suspendido temporalmente en 1968.
El medio fue clausurado por el gobierno en noviembre de 1971 bajo el pretexto de ciertas irregularidades financieras. En 2007 se constituyó la Fundación Diario Madrid, heredera espiritual de la etapa aperturista del medio, que entre otras cosas otorga anualmente el Premio de Periodismo Diario Madrid.
La bonita sede de la calle Larra, donde hoy en día tiene su sede la fundación, en un edificio de principios del siglo XX, con una rica decoración modernista y cerámicas de Zuloaga, con larga tradición periodística. Allí estuvieron, sucesivamente, Nuevo Mundo, La Voz, El Sol, Arriba y Marca. Antes de la última reforma, y desde los años 90, el edificio fue sede de una escuela de diseño.
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