París, la gallina de los huevos de oro para Airbnb, su mayor mercado, se ha rebelado contra el negocio de las viviendas vacacionales. Amenaza al gigante estadounidense con multas millonarias y promete, además, perseguirlo más allá de los límites de la capital francesa promoviendo una alianza de grandes ciudades afectadas igualmente por el llamado efecto Airbnb, según lo publicado por El Confidencial. Entre esas ciudades se encontrarían Madrid y Barcelona.
El concejal de Vivienda del Ayuntamiento de París, Ian Brossat, es la cara más visible del recrudecimiento de la batalla que libra el consistorio parisino con las plataformas de alquiler de viviendas vacacionales y si en lo que llevamos de año habría conseguido recaudar 1,3 millones de euros en multas a los propietarios que ofrecían alojamientos de manera ilegal, ahora se frota las manos con el regalo que le hizo el pasado miércoles la Asamblea Nacional francesa aprobando una ley por la que las plataformas vacacionales serán también responsables de cuanto anuncio ilegal se publique en ellas, pudiendo ser multadas con cantidades que van desde los 10.000 a los 50.000 euros por anuncio indebido.
Según El Confidencial, el objetivo real de Brossat, respaldado por la alcaldesa Anne Hidalgo, sería el de poder prohibir en su totalidad el alquiler turístico en el centro histórico de París en aras de frenar la pérdida de habitantes en ese entorno donde un 25% de todos los alojamientos ya están reservados por entero a los turistas, las tiendas de souvernirs están reemplazando a los comercios de proximidad y los alquileres residenciales andan disparados. En la actualidad, en la capital francesa sólo pueden ofrecerse legalmente como alojamientos vacacionales primeras residencias y por un período anual máximo de 120 días.
Pero la cruzada de Brossat contra Airbnb y otras plataformas similares excede el territorio parisino y también el francés. Siempre según El Confidencial, el concejal pretendería crear una alianza de ciudades afectadas por el alquiler turístico para, conjuntamente, convencer a la Comisión Europea del peligro que supone esta práctica para el futuro de las urbes. Tanto Madrid como Barcelona estarían en la lista de Brossat para ser parte de esa futura coalición, siendo urbes que también están moviendo ficha a la hora de tratar de limitar ese tipo de alquileres, mientras esperan que el gobierno central de Pedro Sánchez tome cartas en el asunto legislando y dotándolas de nuevas herramientas de lucha.
Lisboa, otra de las ciudades europeas que más sufre este llamado 'efecto Airbnb', decretaba el pasado viernes la suspensión de la emisión de nuevas licencias para pisos turísticos en cinco de sus barrios más céntricos, según lo recogido por la Cadena SER, amparándose en una recién aprobada ley estatal que permite a los municipios lusos limitar el alquiler vacacional en aquellas zonas que consideren saturadas.
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