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El pasaje de todos que acabó convertido en pisos de lujo y un Mercadona: historia y negocio en Fuencarral 77

Diego Casado

24 de noviembre de 2022 01:00 h

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Este jueves Mercadona abre en Malasaña su primera tienda. En un barrio donde resulta muy difícil encontrar espacios comerciales de gran tamaño, el gigante de la alimentación ha conseguido un local de 2.452 metros cuadrados, el más grande de toda la zona. La historia de cómo apareció este lugar la conocen los más veteranos del entorno y pasa por echar la vista atrás a lo que había en el número 77 de la calle Fuencarral antes del supermercado.

La fecha clave es el año 2015. En mitad del verano, un 30 de julio, el Ministerio de Hacienda sacó a subasta uno de sus bienes más preciados: el edificio de la Mutualidad, propiedad hasta entonces de la Tesorería de la Seguridad Social. Entonces lo dirigía Cristóbal Montoro, ministro durante la legislatura de Rajoy. La puja se la llevó GreenOak Real Estate, un fondo estadounidense que acudió a la subasta con ASG Iberia. El precio de compra, 21 millones de euros, fue muy cercano al de salida. Su intención era convertir todo el edificio en viviendas y alquilar su bajos como locales comerciales.

El edificio se vendió con bicho. En uno de sus 15 locales mantenía su negocio abierto Eugenio Monge, un relojero que llevaba 33 años en una tienda que abrió allí su padre, cuando el conocido como Pasaje de la Mutualidad albergaba una floreciente actividad comercial. Tanto él como Antonio Langa, dueño de una óptica cercana que también estuvo en los bajos, atesoran muchos recuerdos de Fuencarral 77, un edificio levantado en el año 1956 y que estaba destinado a albergar viviendas, oficinas y hasta un cinematógrafo que finalmente se quedó en salón de actos. Algunas de las historias son sobre las tiendas que vendieron allí sus productos (Deportes Paz, Conchita, Sastrería Roan...) y otras incluían marquesas viviendo en uno de pisos superiores, destinado a un alto cargo de la Falange.

Eugenio Monge se marchó del pasaje un año después de la compra, después de acordar su salida con los nuevos propietarios y reabrir su negocio en la parte de Fuencarral que está en Chamberí. Con su salida comenzaron las obras para transformar el edificio y rentabilizar la compra. Primero con unos trabajos en 2016 para reordenar el espacio y luego con una reforma integral, que solo tuvo que salvaguardar algunos elementos protegidos en fachada y escaleras.

El resultado fue la construcción de 38 pisos de lujo, que se vendieron entre 2017 y 2019. Las viviendas que más se resistieron costaban entre los 600.000 € de un piso de 87m2 y un dormitorio y los 1.595.000 euros que valía un ático de tres dormitorios y 208 m2 situado en la sexta planta. Se desconoce a cuánto ascendió el importe por la venta total de la promoción, pero a la vista de los precios medios por metro cuadrado es bastante probable que superara ampliamente los 20 millones de euros.

En sus folletos de venta, las inmobiliarias destacaban“una magnifica piscina y una zona de solárium con césped artificial que tendrá unas impresionantes vistas al Skyline de Madrid”. Todos los pisos contaban con trasteros e incluso parking de bicicletas. Domótica, y electrodomésticos de última generación completaban la oferta. “Es una promoción de lujo por sus detalles y calidades”, aseguraban las inmobiliarias.

De la reforma se encargaron los arquitectos Antonio Ruiz Barbarín y Jesús Manzanares, quienes adaptaron los pisos a las formas dibujadas en los años cincuenta, obra de los arquitectos originales, Manuel Muñoz Monasterio y Manue lManzano-Monís Mancebo, cuyo proyecto databa del año 1952.

Un local que vale 30 millones

Una vez vendidos los pisos, quedaba por asegurar la salida del local comercial. Después de unos primeros momentos en los que la propiedad habló de dividir el espacio en varias tiendas, se apostó por alquilarlo a un solo operador, dada la escasez de este tipo de superficies en el distrito Centro. El nombre de Mercadona, que ya había aparecido para otros tramos de esta calle, empezó a sonar con fuerza y se confirmó hace algo más de un año, cuando arrancaron las obras para adaptar el pasaje, con notables cambios sobre un reparto original que incluía 15 locales comerciales.

Faltaba un último movimiento para que GreenOak y ASG terminaran su relación con este inmueble: hace solo dos meses vendieron en local con el inquilino -Mercadona- asegurado a un fondo de inversión mexicano, Elcano IM. Se cerró en unos 30 millones de euros, publicó El Confidencial, coronando una operación con importantes plusvalías para sus impulsores.

ASG Iberia tenía ya experiencia adquiriendo inmuebles y vendiéndolos con un valor multiplicado. Fue lo que hizo en el antiguo Mercado de Fuencarral, en la misma calle del Mercadona, aunque en su zona peatonal. Entonces era un local de 2.400 metros cuadrados en tres plantas, que se compró por 22 millones de euros y se vendió por 50, con el inquilino -Decathlon- ya dentro.

Muchos de los vecinos de Malasaña que comprarán en el nuevo Mercadona pasaron en su momento por el pasaje de Fuencarral, un espacio en el que se llegaron a organizar exposiciones artísticas y los niños jugaban durante los días de lluvia. Una vez explicado en este artículo su pasado, queda por ver su futuro. Más en concreto el del pequeño comercio que rodea esta gran superficie y que desde hace meses teme un impacto negativo en el volumen de su clientela. Pero eso será otra historia.