Hay muchas formas de acercarse a La Movida, ese movimiento contracultural que sacudió el Madrid de los ochenta y extendió su influencia en el espacio y en el tiempo hasta mucho después (algunos aseguran que hasta ahora mismo). Están los discos de aquella época, las películas... y los recuerdos. En estos últimos se basa la propuesta que nos recomendaron experimentar en primera persona: un recorrido por los lugares del centro de Madrid donde se coció esta revolución social, la visita guiada Pasea la Malasaña de la Movida.
Acudimos al inicio del recorrido en Manuela Malasaña, al caer el sol. La ruta es completamente nocturna, porque durante La Movida la mayoría de las cosas interesantes sucedían por la noche. Allí nos encontramos a Juan Carlos González, historiador, guía oficial turístico... y que vivió La Movida en primera persona. Es esta experiencia -los recuerdos antes citados- lo que hace realmente especial este paseo: muchas de las anécdotas que se detallan fueron vistas por el propio guía, o se las contaron de primera mano sus protagonistas. Vivencias de una época que merecen ser escuchadas en directo.
El recorrido empieza históricamente con El Rollo, la generación de intelectuales de origen obrero que precedió a La Movida y que se reunía en los cafés recién abiertos de Malasaña con aire a cafeterías de tertualias de principios de siglo (muchos de ellos aún en activo como el Café Ruíz o el Manuela y otros desaparecidos como el Café del Foro) y con el descubrimiento de que la zona entonces se conocía como La pequeña Rusia por acoger a grupos de izquierdas, que encontraron en la zona un buen punto de reunión, tal vez ayudados porque allí se ubicaba la Oficina de Objetores de Conciencia, un lugar perfecto para encontrar rojos sin rebuscar demasiado.
Las explicaciones se suceden en la calle y también en bares: es posible entrar en La Vía Láctea cuando aún está vacío y admirar dentro las pinturas que dejaron Las Costus; en El Penta, para contemplar el legado de Antonio Vega en este local con cuatro décadas a sus espaldas (hasta sale citado en La chica de ayer); o en el Madrid Me Mata para admirar el Museo de La Movida, con decenas de objetos originales de la época, mientras degustas la caña que incluye en el precio el paseo guiado y que supone una pausa perfecta.
La visita mezcla protagonistas de ahora y de antes, lugares con presente y pasado. Como el número 14 de la calle Palma, donde estaba la casa de Las Costus, eje del chochonismo ilustrado y donde Almodóvar -uno de los habituales por la zona- rodó Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón. O el portal de Espíritu Santo donde fue hallado el cadáver del malogrado Enrique Urquijo (con la explicación de dos teorías sobre su modo de fallecimiento que no desvelaremos aquí).
Tres horas después del inicio del paseo ya sabemos qué fue de Ana Curra y de Alaska, quiénes eran las chicas del Drugstore (de Fuencarral), dónde estaba El Cutre Inglés, palpamos un cartucho de ocho pistas, intuimos qué pasó con las cenizas de Kike Túrmix, dónde consiguió El Pele su estrella de Sheriff y dónde servían El Hada Verde, ese líquido espirituoso que hizo volar a más de uno. Una visión global y al detalle de una época cuyos restos e influencias son muy palpables todavía en Malasaña y que, sin duda, merecen recuperarse a lo grande antes de que sus testigos pierdan los recuerdos de una época vibrante, en la que se acuñaron merecidamente frases como la de Madrid nunca duerme.
Si quieres apuntarte al próximo paseo de La Movida puedes hacerlo aquí. Estas son las imágenes que se repiten en cada ruta de La Movida, El Rollo y otras hierbas de Carpetania: