Hacerse hueco en la escena cultural madrileña “armando bulla” es uno de los legítimos objetivos de Piel de Lobo, colectivo de artistas multidisciplinares de muy reciente creación que este miércoles hará su presentación masiva, en la sala Taboó, con el Primer Festival de la Alianza de Creación
: grupos musicales, poetas, videoartistas y actores mezclados a lo largo de más de cuatro horas de espectáculo.
En esta época en la que casi cualquier evento cultural ha perdido la capacidad de sorprender, debido a que el público suele acudir a ellos habiéndose informado muy bien en internet de lo que va a ver u oír, la propuesta de Piel de Lobo es de agradecer, de antemano, por lo desconcertante e inclasificable que se antoja.
El colectivo, “abierto a cualquier tipo de creador que sepa defender su obra con valentía y verdad”, promete frescura, partiendo desde una apuesta por el arte híbrido y la fusión. Hemos hablado con Limbo Piedra (escritor y boxeador) y con Alberto Ávila (escritor), dos de sus ideólogos e impulsores, sobre el proyecto.
Orígenes
“Llevaba tiempo rondándome la cabeza la idea de unir en torno a un grupo la gran cantidad de talentos dispersos que había por Madrid sin hueco en los espacios culturales habituales para que se les vea y se les oiga”, cuenta Limbo.
“Cuando conocí Espacio Valverde -galería multidisciplinar y espacio de interacción de las artes más actuales ubicada en Malasaña- y a su dueña, Asela Pérez, creí que alrededor de ese espacio físico y de las personas que pasaban por él podría materializarse mi idea. Enseguida se apuntaron a este barco Gonzalo Escarpa (poeta), Alberto Ávila (escritor), Charlie Mysterio (músico y dandy), la propia Asela y Jacobo Fitz- James Stuart (filósofo)”
Tras una serie de encuentros, un manifiesto fundacional, unos estatutos, una revista de humor en internet (eldodo.com) y un bautismo de música y poesía entre amigos, el 14 de mayo en el café Libertad 8, nos encontramos a las puertas de la puesta de largo del colectivo de este miércoles.
Escaneando la ciudad
“Creemos que el encuentro entre artistas de distintas disciplinas nos enriquece”, afirma Ávila.
“Pretendemos escanear la ciudad en busca de gente que merezca la pena, contarles lo que hacemos, invitarles a que se unan al proyecto y abrirles espacios donde mostrar su arte. No somos clasistas ni sectaristas, lo mismo podemos hallar un músico estupendo tocando en la calle y proponérselo a él como toparnos con gente reconocida y premiada pero que, por la razón que sea, se ha quedado marginada”, apunta Piedra.
“Éste es el momento de atacar a la vez, con propuestas novedosas. En época de crisis la gente se plantea nuevas preguntas, se mira con nuevos ojos y los responsables de los espacios culturales están más receptivos. A éstos les ofrecemos frescura, gente con ideas cuya obra no ha sido mostrada con anterioridad y que, sin duda, va a llevar público a sus locales”, asevera Piedra.
Los miembros del colectivo pretenden moverse por distintos puntos de Madrid, espoleados por el desencanto y habiendo aprendido de pasadas derrotas -lugares comunes para los maquinadores de este bullicioso ente-, con la ilusión de quien estrena traje nuevo, contestataria piel.
Limbo y Alberto creen que Malasaña y Lavapiés son los lugares más propicios de Madrid para hallar compañeros de viaje. Si alguien quiere encontrarlos, en el número 30 de la calle Valverde sabrán dar cuenta de su paradero.