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Último homenaje al hombre que se autodedicó una calle de Madrid: vuelve el pasaje de Modesto Martínez

Placa colocada en homenaje a Modesto Martínez, en la calle que se autodedicó

Diego Casado

6 de octubre de 2022 20:10 h

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Hubo una calle en Madrid cuya denominación no decidieron los políticos ni la tradición popular. Fue un hombre anónimo el que, de noche y a modo de broma, decidió poner su nombre y primer apellido al solar situado entre las calles San Mateo y Beneficiencia, a las puertas de Malasaña. Días antes había encargado la placa, al estilo de las oficiales colocadas por el Ayuntamiento, con las palabras Pasaje de Modesto Martínez.

La broma, urdida el 23 de julio de 1999, se gestó con silicona “y alguna caña de más”, recordaba el protagonista diez años después de colocar la placa. La denominación había perdurado una década, pasando a formar parte del callejero popular e incluso del oficial, con inclusión del espacio en Google Maps e incluso citas en el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid.

Toda esta historia se cuenta en un blog que recuerda el divertido episodio, con jugosos detalles y alusiones a los numerosos medios que se hicieron eco de la noticia cuando se descubrió el pastel. Su enlace también es accesible desde hace unos días en un código QR de otra placa similar a la original, que fue colocada por los amigos de Modesto como último homenaje al autor de la hazalla toponímica.

“Modes falleció el pasado ocho de septiembre y me parece que la mejor manera de recordarle es contando la historia de Su Calle”, cuenta El Rojo, uno de sus allegados, que se ha encargado de escribir el texto con el que despide al hombre que consiguió cambiar el callejero de Madrid por su cuenta durante una década.

“No os podéis imaginar la de vueltas que dio nuestro amigo por los medios de este país. Parecía los Rolling. Siempre contando la historia con su manera particular y siempre de buen rollo”, escribe. “Tanto es así que, en muchas ocasiones, el periodista de turno acababa confensándole que le daría pena que terminaran quitándole la calle”. Modesto siempe les respondía: “Bueno, que me quiten lo bailao”.

Veintitrés años después del inicio de la historia, la placa ha vuelto al mismo lugar, colocada sobre la verja del instituto San Mateo. Puede que dure mucho menos que la primera vez, pero la historia de Modesto Martínez perdurará mucho más tiempo. Aunque en este mismo espacio el Ayuntamiento de Madrid haya pensado en homenajear a Tony Leblanc.

El Rojo también confía en ello: “Quién sabe, quizás un día pases por ahí, la recuerdes y se te ponga una sonrisa en la cara. No puedo imaginarme mejor homenaje a nuestro amigo”, dice a los que lean las palabras que le ha dedicado.

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