«Gran Vía es la clave de Madrid Central, si se deja con libre circulación puede colapsar». Lo avisaba la semana pasada el actual gerente de la EMT, en una entrevista con Somos Malasaña. Una semana después, los hechos le han dado la razón: resulta incontestable que la moratoria sobre Madrid Central ha provocado el empeoramiento del tráfico en la zona afectada, algo que en las calles de Malasaña se traduce en atascos que hacía tiempo no se veían.
El suspenso de la zona de bajas emisiones tiene el agravante de que, aunque haya sido poco tiempo el que la circulación libre de vehículos estuvo restringida en el barrio, tanto los peatones como los conductores que se movían por él con permiso ya se habían acostumbrado a una mayor fluidez de circulación y una menor densidad, por lo que los efectos de una reversión, aunque de momento sea durante tres meses, se notan aún más y se toleran menos y de peor grado.
Los atascos se están viviendo en las calles y se están reflejando en las redes sociales, donde son numerosos los habitantes del centro que están registrando en vídeo y compartiendo el efecto que la suspensión que decretó Martínez-Almeida a las multas está provocando en distintas calles del barrio. Mientras, el Ayuntamiento retuerce las cifras de contaminación para intentar justificar el supuesto “fracaso” de Madrid Central y hace caso omiso a las protestas ciudadanas que reclaman un mejor aire que respirar.
Estos son algunos de los vídeos grabados:
- Corredera Baja de San Pablo
- Calle Barco
- Calle Hernán Cortés
- Corredera Baja de San Pablo
Los vídeos anteriores son de Malasaña, pero los atascos, que habían desaparecido desde el mes de marzo, cuando las cámaras de vigilancia de Madrid Central empezaron a poner multas, han vuelto con fuerza a zonas de Chueca y del entorno de Sol.
- Calle Hortaleza
- Entrada a Gran Vía desde Cibeles
- Bulevares Alberto Aguilera y Carranza
No solo se quejan los vecinos. Muchos de esos repartidores y empresas de prestación de servicios que ante el anuncio de puesta en marcha de Madrid Central se echaron las manos a la cabeza, están empezando a cambiar de opinión. No hace falta más que ver sus camiones atrapados en las colas que serpentean por las estrechas calles del corazón de la capital, atascados entre vehículos privados, coches VTC, taxis y autobuses.