Todos los que hemos entrado o salido de Madrid por el paseo de Extremadura hemos tenido la sensación de atravesar el plató de una película postapocalítica al pasar por los viejos cuarteles de Campamento, a apenas ocho kilómetros de la puerta del Sol.
Entre los terrenos de las instalaciones militares (más de 2000 millones de metros cuadrados) y terrenos no urbanizados entre la Casa de Campo y la M-40 (otros casi siete millones de millones de metros cuadrados), el suelo de la Operación Campamento se ha convertido en el gran bocado inmobiliario pendiente en Madrid. Además de la magnitud de la empresa, la necesidad de poner de acuerdo tres administraciones (Ministerio de Defensa –gran propietario desde el XIX– Ayuntamiento y Comunidad de Madrid). ha sido un freno a su desarrollo.
Fue en los años noventa cuando se empezó a hablar de la Operación Campamento. La publicación del actual Plan de Ordenación Urbana de Madrid en 1997 fue un primer paso para que la idea tomara cuerpo, pues dio calificación urbanística a los terrenos, y en 2005 se firmó el Convenio Urbanístico entre el Ministerio de Defensa y el Ayuntamiento de Madrid para el desarrollo, con su propio Plan Parcial desde 2009. La explosión de la burbuja inmobiliaria y la gran crisis desatada, precisamente durante aquellos años, dejó la operación en el limbo hasta la llegada de Wanda, el gigante inmobiliario de Wang Jianlin, que fijó sus ojos en España y en los viejos cuarteles de muros cuarteados.
El Ayuntamiento de Madrid, entonces gobernado por el Partido Popular de Ana Botella, llegó a declarar tras reunirse con el equipo del inversor chino que este podría pedir la licencia para empezar a construir “mañana mismo”. Era diciembre de 2014 y por aquel entonces el proyecto era nombrado en prensa como el Eurovegas chino. El mega casino del millonario Sheldon Adelson en Alcorcón había dejado de ser una posibilidad hacía menos de un año y, además, en un primer momento se planteaba que en el complejo de Campamento también hubiera casinos.
El proyecto que Wanda presentó a los madrileños, a la prensa, a la Comunidad de Madrid y al Ministerio de Defensa un mes después no tenía casinos, pero sí un parque temático interior y exterior, un recinto para espectáculos con un gran escenario, hoteles, un centro de negocios y otro de conferencias. La guinda económica del pastel: hasta 15.000 viviendas de lujo.
La resurrección de la Operación Campamento pronto se hizo hueco en el repertorio guasón del pueblo madrileño, que empezó a referirse al proyecto como Aluchina, por la cercanía del popular barrio madrileño de Aluche.
Aunque no llegamos a conocer una maqueta, y no es probable que el complejo de Campamento llegara a los niveles de lujo de otros mascarones de proa de la empresa, podemos fijarnos en algunos de los resorts de la compañía para hacernos una idea del estilo Wanda. El Bvlgari Resort Dubai, por ejemplo, está ubicado en una bahía con forma de caballito de mar y cuenta con puerto deportivo. Ahí es nada.
El anuncio provocó la crítica de diversas entidades ciudadanas, que se unieron en la Plataforma Campamento sí y se manifestaron en contra de lo que consideraron una enorme privatización de suelo público hecha a espaldas de las necesidades reales de la ciudad. También avivó los celos de otros inversores inmobiliarios patrios, que anunciaron su intención de acudir a la subasta pública por los terrenos, que se estimaba debía producirse a lo largo de 2016.
Eduardo Mangada señaló la operación como un movimiento inmobiliario contrario al bien común. “Una gran área de oportunidad que puede albergar una serie de instalaciones institucionales, un prudente porcentaje de viviendas públicas y garantizar la consolidación del Corredor Verde que enlace el Manzanares con el Parque Regional del Río Guadarrama. Engarzando en su recorrido un sistema de espacios verdes, de parques públicos: Casa de Campo, entorno de Meaques, Retamares, Venta de la Rubia, Alcorcón norte, Boadilla y Villaviciosa”, decía entonces el reputado arquitecto.
Pero Aluchina apenas duró un año y en enero de 2016 Dalian Wanda anunció que renunciaba a construir el complejo en los terrenos de Defensa. La huida se dio con el nuevo ayuntamiento de Ahora Madrid y algunos lo adujeron como causa, pero coincidió también con una espantada general del grupo en España: vendió el anteriormente adquirido Edificio España y no concretó otras operaciones sobre las que se había rumoreado.
El fin del sueño de la colaboración público-privada (espectacularizada y global) se topó con un precio del suelo entorno a los 250 millones de euros, que debió parecer caro a Wanda, y la obligatoriedad de hacerse cargo de parte del coste de las infraestructuras públicas asociadas a la urbanización. La prensa publicó entonces que el magnate había decidido trasladar su complejo a otros lugares (se habló Marina D'or, Marbella o París).
Wang Jianlin era la personificación perfecta de un cambio de tendencia mundial. Mr Marsall ahora venía de la lejana China, los políticos le esperaban para honrarle como antes al viejo amigo americano e, igual que en la película de Berlanga, pasó de largo. Hoy, solo queda de Wanda el apelativo informal del Metropolitano, ya que la empresa patrocinó durante los primeros años el estadio del Atlético de Madrid.
El Walt Disney chino, como se le conoce por sus incursiones en la industria del entretenimiento (que en España le llevó a entrar durante un tiempo en el accionariado de Cinesa), venía a renovar el mito capitalista del magnate hecho a sí mismo. De origen humilde, llegó a convertirse en el hombre más rico de China a través de inversiones inmobiliarias. Hoy, su imperio se tambalea pero hubo un momento en que a los ayuntamientos españoles su nombre les sonaba a tintineo de yuanes.
La historia fallida del Marina d'Or de capital chino cobra relevancia ahora que la Operación Campamento vuelve a tener rescoldos vivos que hacen pensar que la zona, al fin, pueda convertirse en ciudad consolidada. En julio de 2022 Pedro Sánchez anunció el desbloqueo de la operación, con la construcción de 12000 viviendas, el 60% de ellas públicas en régimen de alquiler. El siguiente paso se dio en octubre de ese mismo año, cuando el Ministerio de Defensa firmó el convenio de cesión del suelo al de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, que deberá ejecutar el plan. En abril de 2023 el Consejo de Ministros aprobó transferir los primeros 260 millones de euros para darle un primer impulso.
Es previsible que, como siempre sucede con los mega proyectos de ensanche, el proyecto se prolongue durante muchos años y su trayectoria surque diversos meandros e imprevistos. Hay Operación Campamento para rato pero parece que, lo que salga de ahí, no tendrá parques temáticos.