La suspensión de las multas en Madrid a los vehículos contaminantes sin etiqueta (tipo A) de residentes, que ya no se hará efectiva a partir del 1 de enero de 2025, ha sacudido la manera en la que muchos madrileños encaran la movilidad de cara al próximo año. Para algunas personas ha supuesto todo un alivio, ya que podrán continuar cubriendo sus trayectos de la misma forma.
Pero para otras, las que ya se habían desprendido de su turismo, la poca previsión del anuncio (el Ayuntamiento lo comunicó el pasado jueves 12, a solo 20 días de que la norma se hiciera efectiva) les pilla con el paso cambiado. “Lo llevé al desguace justo la semana pasada”, lamenta en conversación con Somos Madrid Plácido, vecino de Villaverde que se despidió de su Renault Scénic de gasoil después de 23 años. Cuenta que tenía pendiente algunas reparaciones menores, aunque la extensión a todo el término municipal de Madrid Zona de Bajas Emisiones fue el motivo definitivo por el que se decidió a desguazarlo: “Lo podían haber pensado antes”, dice sobre la moratoria.
La extensión de Madrid Zona de Bajas Emisiones iba a afectar a los propietarios de los vehículos empadronados en la capital o dados de alta en el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM) sin etiqueta ambiental, además de a motocicletas y los vehículos de mercancías A de cualquier parte de la región o el país. Finalmente, las multas de 200 euros por su circulación indebida no llegarán (al menos) hasta el 1 de enero de 2026, ya que el Consistorio utiliza una herramienta legal prevista, el periodo de aviso, para extenderlo doce meses y no sancionar a ningún vecino durante este intervalo. El delegado de Movilidad, Borja Carabante, aseguró el pasado jueves que ningún residente madrileño podría ser multado a lo largo de todo 2025 por no tener etiqueta ambiental.
Plácido asume que “toca renovarse”, pero en casos como el de Laura la resignación ha dado paso más bien a la indignación: “Mi padre tiene 84 años y ha cambiado de coche únicamente por las limitaciones que se venían. Si le renuevan el carné no va a ser más de un año casi seguro, así que como es obvio valoro fatal lo que ha hecho el Ayuntamiento”.
Mi padre tiene 84 años y ha cambiado de coche únicamente por las limitaciones que se venían. Si le renuevan el carné no va a ser más de un año casi seguro, así que como es obvio valoro fatal lo que ha hecho el Ayuntamiento
“Nos sienta muy mal que la decisión se tome a 20 días, cuando la gente ya se ha adaptado. El Citroën C3 de mi padre no daba problema ninguno, estaba contentísimo con él. Precisamente por eso nos da tanta rabia el cambio de criterio. Llamamos muchísimas veces al 010 de Línea Madrid y ahí nos confirmaban que la norma se iba a aplicar desde el 1 de enero sí o sí. Nos remitían una web con todo muy claro, aunque mis padres decían que no podía ser. Hasta que vimos que iba a ser y en septiembre compraron un nuevo coche”, explica.
Laura recalca que muchas de las personas que poseen estos vehículos sin etiquetas son mayores: “Para ellas es un trastorno muy grande”. Indica que sus padres, vecinos del Barrio del Pilar, se mueven en transporte público por la ciudad y solo utilizan el vehículo particular para salir de Madrid cuando van al pueblo o la playa.
El enfado de Plácido también va creciendo conforme avanza la conversación: “Tengo un compañero con un Mercedes de 100.000 kilómetros que lo va a tener que tirar a la basura. Ya me ha dicho que, si la Guardia Civil le para, les va a responder que ellos contaminan más que él”.
Antonio, que vive en el Ensanche de Vallecas, se queja de que se vio obligado a “malvender” su Citroën Xsara de 2004 (que no posee la etiqueta B solo por unos días) a través de una plataforma: “Sabía que en enero no podría sacarlo de casa”. Decidió ser cauto y gestionar todo en agosto: “A partir de septiembre no iba a tener tiempo y además al coche le tocaba pasar la ITV”. Lo usaba para desplazamientos largos que le obligan a atravesar Madrid y, de momento, no lo ha sustituido por un nuevo vehículo.
A Antonio le molestan especialmente las conclusiones que alguien puede extraer de la forma en la que el Ayuntamiento ha encarado y suspendido la medida: “La arbitrariedad penaliza a los ciudadanos más responsables. Se aplaude incumplir la norma y quedas como un pagafantas”. Opina que los “vaivenes” de la regulación se deben a que “quienes legislan viven en el centro o no cogen el transporte público”.
Preguntado acerca de si prevé que en 2026 las sanciones a coches sin etiqueta en Madrid sean efectivas, Antonio se muestra escéptico: “Yo ya no me creo nada. Al final es que no hay incentivos. La ciudad premia a quienes no cumplen la norma o a quienes tienen mucho dinero”.
Alivio para los conductores rezagados con el cambio de vehículo
Ana, vecina de Malasaña, es una de las personas beneficiadas por la paralización de las multas: “Me viene muy bien. Estaba en plan agobio total. Ya me veía en Año Nuevo sin poder volver de casa de mis cuñados”. Cuenta que tanto su coche como el de su marido carecen de etiqueta ambiental: “Pasábamos de dos a cero”. Justifica la tardanza para conseguir un nuevo automóvil en que ninguna alternativa le convence: “Mi problema es que no me decido”. Finalmente la indecisión le permitirá disponer de un año más para pensárselo.
Los dos vehículos familiares tienen 22 años cada uno, pero según Ana su vida útil da para más: “Están amortizadísimos y no nos generan ningún problema gordo. Al final un coche nuevo son muchos gastos, no tiene nada que ver con uno que ya está pagado y con seguro a terceros”. Emplean el de mayor tamaño como vehículo familiar, mientras que ella coge el pequeño para el trabajo: “Soy arquitecta técnica, así que me desplazo a obras y sitios con una accesibilidad difícil. Lo bueno que tiene mi coche de ahora es que no sufro si se llena de barro”.
Ana tiene eso sí algunos reproches que lanzar al Ejecutivo de José Luis Martínez-Almeida: “Solo disponemos de una plaza de garaje y para ver qué hacemos con el otro coche tenemos que saber qué ocurre con los parquímetros de las zonas SER [Servicio de Estacionamiento Regulado]. A estas alturas de diciembre todavía no han confirmado nada”.
Otra crítica se dirige a la falta de puestos para la recarga de vehículos eléctricos: “Queremos sustituir los dos coches por uno y pensamos en que fuera eléctrico. Pero el problema es que nos obligan a cambiar a la vez que no dan opciones para hacerlo, en Malasaña por ejemplo los pocos puntos están en garajes de alquiler. Y en mi puesto de trabajo, un área de oficinas para más de 3.000 trabajadores, tampoco hay”.
Este periódico ha consultado fuentes del área de Movilidad del Ayuntamiento para conocer su respuesta sobre las quejas recogidas en la pieza, en especial acerca de las consultas dirigidas directamente a Línea Madrid en las que el organismo municipal confirmaba a los ciudadanos la ejecución de la medida. Hasta el momento de la publicación del artículo, dichas fuentes no han dado respuesta a las preguntas trasladadas.
Uno de los argumentos con los que el delegado del área, Borja Carabante, justificó la moratoria para residentes en 2025 es la mejora sustancial de la calidad del aire en Madrid desde que empezaron a aplicarse restricciones al tráfico rodado. Los últimos datos, registrados en ocubre, dejan ver un importante descenso en los datos de contaminación por dióxido de nitrógeno (NO2) de todas las estaciones de la ciudad. El Valor Límite Anual (VLA) ha caído notablemente con respecto al registrado durante el mismo periodo del año 2023. Las estaciones se situaron por debajo de 29 μg/m3 (el límite actual que marca Europa es de 40 μg/m3) y nueve estaciones de las 24 cumplirían con la nueva directiva europea que se aplicará a partir de 2030, que establece un máximo de 20 μg/m3.
Mientras, el Gobierno municipal ha flexibilizado otros puntos de la legislación para controlar las emisiones. Ha ampliado las exenciones previstas para circular por la capital desde el 1 de enero de 2025 sin recibir avisos y desde el 1 de enero de 2026 sin estar sujetos a multas. Ahora incluye titulares de vehículos A de más de 3,5 toneladas si son autónomos (o sociedades unipersonales) que tengan 59 años cumplidos en 2025 o mayor edad; dueños de vehículos A o familiares que lo necesiten para su traslado a centros médicos u hospitalarios para someterse a tratamientos hospitalarios (no incluye consultas) y personas que hayan comprado un coche nuevo de bajas emisiones, pero que por cuestiones de fabricación no lo hayan recibido todavía.