Las plazas son puntos de encuentro para un pueblo o un barrio. Lugares donde se afianzan las conexiones vecinales a través de conversaciones a la fresca, las amistades infantiles con juegos en los que no hay normas o el primer amor tallando en un banco dos nombres dentro de un corazón deforme.
Sin embargo, en Madrid estos espacios (al menos su concepción de espacio público en el que pasar horas) parecen en peligro ante diversas talas o proyectos que van en la línea de la nueva Puerta del Sol. Y eso que las continuas olas de calor que asolan la ciudad ponen su importante papel como refugios climáticos en primer plano.
Las llamadas plazas duras, que tienen el cemento como componente central, están concebidas para servir de tránsito. No se crean para articular convivencia a su alrededor, son solo una forma como otra cualquiera de articular las conexiones de la ciudad. Pero en la capital todavía pervive, aunque cada vez más minoritario y concentrado en el centro, ese otro modelo que fomenta comunidad con elementos tan sencillos como árboles, sombra, agua y asientos. A continuación, recopilamos algunos ejemplos.
Plaza de las Salesas
Un enclave histórico del centro de la ciudad donde a finales del siglo XVIII se ubicó el Monasterio Real de la Visitación de Nuestra Señora (fundado en 1748), conocido como conjunto de las Salesas Reales. El jardín del mausoleo, frente a la fachada principal, es la gran herencia del complejo religioso. En su interior destacan también las proporciones armoniosas de la nave, decorada con mármoles y pavimentos de jaspe y maderas nobles.
El perímetro de la plaza contiene también un parque con árboles de gran antigüedad, una fuente vecinal, bancos de piedra y dos monumentos: una réplica en bronce del busto del intelectual Jean-Jacques Rousseau y una alegoría escultórica sobre el césped, con una inscripción que recuerda la importancia de inculcar a los niños el amor a la poesía. Y lo cierto es que es un lugar ideal para leer o reflexionar a la sombra del arbolado.
- Metro: Chueca (línea 5) y Colón (línea 4)
Plaza de Olavide
El corazón del barrio de Trafalgar y el distrito de Chamberí. Cuando la zona conformaba todavía las afueras de Madrid, esta amplia glorieta albergaba un mercado de abastos construido con parte del armazón de hierro que se rescató de la demolición del viejo Mercado de la Cebada.
Pero cuarenta años después, en 1974, fue destruido para dar forma a una diáfana plaza octogonal que se fue llenando de arbustos, bancos, parque y terrazas en torno a una fuente central. Eso sí, ahora afronta una nueva reforma no exenta de polémica.
- Metro: Quevedo (línea 2) e Iglesia (línea 1)
Plaza de la Lealtad
Integrada en el Paseo del Prado y rodeada de históricos edificios, como el Banco de España, que han hecho del Paisaje de la Luz Patrimonio Mundial de la Unesco, la plaza de la Lealtad no tiene nada que envidiarles. En el centro, las cenizas de los madrileños que se levantaron el 2 de mayo de 1808 y fueron fusilados en este mismo lugar descansan en el Monumento a los Caídos por España.
Pero el entorno merece también la pena como remanso donde descansar durante una visita al centro de Madrid. De hecho sus árboles no son cualquier cosa: los jardines conservan un cornejo de nueve metros de altura y un gran arce sacarino, nada menos que el madroño más antiguo en la ciudad del madroño.
Metro: Banco de España (línea 2) y Antón Martín (línea 1)
Plaza de Oriente
El Teatro y el Palacio Real se conectan a través de uno de los lugares más emblemáticos del Madrid de los Austrias, a pocos metros de los no menos acogedores Jardines de Sabatini, Lepanto y Cabo Noval. Presidida por la estatua ecuestre de Felipe IV y un pequeño estanque a su alrededor, a ambos costados se dan cita hasta 20 esculturas de reyes españoles: cinco visigodos y quince de los primeros reinos cristianos después de la Reconquista.
La plaza de Oriente destaca por su zona ajardinada, con cuidados parterres de flores. Aunque el centro del espacio es algo más desangelado, es una parada ineludible (y no tan hostil) en un paseo por el entorno más característico de Madrid.
- Metro: Ópera (línea 2)
Plaza del Biombo
Y a muy pocos metros se esconde otro lugar no tan conocido, pero con un encanto especial. La muy apacible plaza del Biombo se erige a espaldas de la Iglesia de San Nicolás de los Servitas, el templo en pie más antiguo de Madrid. A sus lados, las calles de San Nicolás y de Calderón de la Barca flanquean este apacible rincón.
Sobresale la presencia de una fuente centenaria, a la que décadas atrás acudían cada día decenas de lavanderas (y un puñado de jóvenes rondando a esas todavía solteras). Varios bancos completan una experiencia en la que dejarse llevar por la historia castiza de la ciudad a través del silencio y la tranquilidad.
- Metro: Ópera (línea 2)
Plaza de las Comendadoras
Puede que no sea la más lucida, pero en el actual panorama madrileño una plaza con grava en vez de cemento, árboles y bancos empieza a ser excepcional. La plaza de las Comendadoras cuenta además con un parque de juegos para la infancia y (esto mucho más habitual) múltiples terrazas alrededor.
La ubicación es igualmente privilegiada, muy cerca de las calles Noviciado y Conde Duque, en el corazón de la capital y muy cerca de Malasaña. Con 300 años de historia, debe su nombre al Convento de las Comendadoras de Santiago, ubicado a unos pocos pasos. Es, además, una plaza de película.
- Metro: Noviciado (línea 2) y Ventura Rodríguez (línea 3)
Bonus: los proyectos en Duquesa de Osuna y Lucero
Aunque el consistorio que dirige José Luis Martínez-Almeida ha apostado por las plazas duras en varias reformas, el Ayuntamiento tiene sobre la mesa dos iniciativas que (de efectuarse) apuestan por espacios más verdes. Ambas se aprobaron, eso sí, en julio de 2022, cuando el área de Desarrollo Urbano seguía en manos de Ciudadanos, así que podrían producirse variaciones.
La reforma de la plaza de la Duquesa de Osuna, en el distrito de Barajas, persigue adecuarla a un entorno incomparable como el del Conjunto Histórico Parque de El Capricho. El plan anticipa una nueva plaza cívica como antesala del Jardín Histórico, mediante la creación de una nueva zona verde en el espacio que ahora ocupan la plaza de la Fuente y gran parte de la antigua Huerta Valenciana.
Casi en paralelo, el Ejecutivo municipal informó del proyecto de rehabilitación en la plaza de Lucero, en el distrito de Latina. La propuesta se basa en criterios ambientales orientados a reducir el efecto isla de calor a través de espacios de sombra, pavimentos de baja inercia térmica, superficies permeables y plantaciones de nuevo arbolado o vegetación adaptada al clima de la ciudad.