“Seguimos siendo David contra un Goliat detrás del cual está un fondo millonario”, dice José Manuel Paredes, de la Asociación de Perjudicados por el Bernabéu. “No voy a pedir perdón por ser abogada y mujer”, afirma Sacramento Ramos, presidenta de la Asociación Iniciativa Vecinal en Defensa del Medio Ambiente y contra el túnel en Paseo de la Habana-Padre Damián. Responden a unas críticas que según Sacramento “han querido hacer de este asunto una lucha de clases”, vertidas después de la victoria parcial frente al Real Madrid: el aplazamiento, al menos hasta marzo de 2025, de todos los conciertos programados en el recinto.
La situación no revertida en otros lugares de la ciudad, como Villaverde durante el Mad Cool o los barrios de San Fermín y Orcasur en los festivales que alberga la Caja Mágica, dibuja una sensación de agravio de la que José Manuel y Sacramento son conscientes. Pertenecen a un barrio de población mayoritariamente acomodada y envejecida, donde el PP arrasa una y otra vez en cada elección con porcentajes de voto que rozan el 70%. Inmaculada Ramos, hermana de Sacramento, cuenta que durante una manifestación una vecina se le acercó con un ruego: “No me pidas que deje de votar al PP”. Ella le replicó que, al menos, podría cambiar de opción en los comicios locales y autonómicos y mantener su apoyo tradicional en las generales. No sabe qué acabó votando finalmente aquella señora en las últimas municipales.
Pese a ello, niegan cualquier trato de favor de las administraciones madrileñas. De hecho, en declaraciones a Somos Madrid José Manuel se muestra convencido de que “el resto de asociaciones que protestan también tienen razón” y espera que “puedan usar en el futuro lo que estamos aprendiendo en este conflicto”.
“Nos hacen caso por tener razón, no por pijos”, sentencia este vecino de Chamartín. “No hemos tenido el apoyo del Ayuntamiento ni la Comunidad. El alcalde dijo hace días que los conciertos eran una prioridad para la imagen de Madrid, y que no había problemas más allá de algunas quejas vecinales”, recuerda. El regidor madrileño, José Luis Martínez-Almeida, ha incidido este lunes en que “los conciertos son buenos para la ciudad y le dan resonancia”, aunque ha resaltado también que “el descanso de los vecinos le interesaba desde el primer momento”. Ha insistido además en su agradecimiento al Real Madrid por su decisión “valiente y responsable”, a la espera de “unas obras que garanticen la insonorización”.
Una movilización rápida e inaudita
La relación entre el Consistorio y el club presidido por Florentino Pérez se ejemplifica mediante los acuerdos para la explotación de los parkings del Bernabéu, dos aparcamientos públicos que el equipo merengue explotará durante los próximos 40 años con una facturación estimada de 470 millones de euros. Los pormenores del proyecto (sin informe de impacto ambiental), así como las consecuencias de las obras, ya despertaron la movilización vecinal antes de que arrancasen los conciertos.
No es un barrio donde te esperes un movimiento vecinal de protesta tan organizado y tan reivindicativo. Pero quien pensó que no nos activaríamos estaba equivocado
Una respuesta que, según José Manuel, ha pillado a contrapié al Gobierno municipal y al Real Madrid: “No es un barrio donde te esperes un movimiento vecinal de protesta tan organizado y tan reivindicativo. Desde la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid [Fravm] nos reconocieron que en 40 años no habían visto una asociación vecinal así de activa en Chamartín. Pero quien pensó que no nos activaríamos estaba equivocado”. No en vano, su alcance ha superado todas las expectativas: la Asociación de Perjudicados del Bernabéu posee alrededor de 2.000 miembros, mientras que la Iniciativa Vecinal en Defensa del Medio Ambiente y contra el túnel en Paseo de la Habana-Padre Damián cuenta con 373.
Alejandro, vecino de la Plaza de Salvador Dalí afectado por los conciertos del WiZink (otro recinto de uso deportivo con un predominio de eventos musicales, en este caso además un edificio público), indica a este medio que la Asociación de Vecinos Goya Dalí tiene menos de 200 integrantes, con solo entre 10 y 12 participantes activos.
Sin más favoritismos que los que da la desigualdad
Pero no es solo una cuestión de números. Lo es, sobre todo, de recursos. “Muchos vecinos de Chamartín son personas jubiladas con tiempo disponible, de alto poder adquisitivo y con profesiones liberales (abogados, notarios o ingenieros) gracias a las cuales saben cómo actuar”, comenta Alejandro, también perteneciente al grupo de seguimiento para la Eventificación de la Fravm. Apoya completamente la lucha de los residentes contra los conciertos del Bernabéu, pero admite que la falta de resultados en otras zonas de Madrid puede transmitir la sensación de que existen “vecinos de primera y vecinos de segunda”.
No se trata, explica, de un agravio fundamentado en favoritismos, sino en una desigualdad social que se traslada a la capacidad de acción: “Nosotros no contamos con los medios para judicializar lo que está pasando con el Palacio de los Deportes. Hace años ya nos dijeron que legalmente teníamos muchas posibilidades de conseguir el revocamiento de la licencia. Al final están usando un permiso excepcional para modificar de forma habitual el uso deportivo de un recinto, hasta el punto de que el 80% de los eventos son musicales. Pero no tenemos fuerzas ni dinero para afrontar un proceso en el que probarlo”.
Muchos vecinos de Chamartín son personas jubiladas con tiempo disponible, de alto poder adquisitivo y con profesiones liberales (abogados, notarios o ingenieros) gracias a las cuales saben cómo actuar
En el Bernabéu, el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso permite la celebración constante de conciertos en un recinto de uso deportivo mediante el artículo 19d. de la Ley 17/1997 de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas (LEPAR), en el que la Comunidad de Madrid recoge “los espectáculos y actividades recreativas de carácter extraordinario”, que según la norma precisan de una autorización expresa. Dicho apartado especifica como “extraordinarios” aquellos eventos que “sean distintos de los que se realizan habitualmente en los locales o establecimientos y que no figuren expresamente autorizados en la correspondiente licencia”.
La Asociación de Perjudicados por el Bernabéu ya avanzó en mayo a este periódico que, además de seguir de cerca las infracciones sonoras y los “posibles fraudes de ley en las obras del parking”, sus servicios jurídicos estaban estudiando una futura denuncia por la utilización reiterada en un mismo espacio de una cláusula reservada a acontecimientos puntuales. Por su parte, fuentes municipales confirmaron a este medio que la Dirección General de Seguridad de la Comunidad de Madrid emite una autorización para estos estos conciertos como Espectáculo Público Extraordinario.
Quien conoce la ley, conoce la trampa
El revés a los planes del Real Madrid muestra así que la Asociación de Perjudicados del Bernabéu sí dispone de músculo para denunciar actuaciones irregulares. Y poseen, además, el conocimiento necesario para detectarlas. José Manuel Paredes explica que la querella criminal por un presunto delito medioambiental contra el administrador del Bernabéu y mano derecha de Florentino Pérez, José Ángel Sánchez, conocido como “JAS”, se centra más que en las molestias sonoras en el permiso irregular: “Por un lado están el ruido, el tráfico, la degradación que acarrean en comparación a los partidos de fútbol debido a los posconciertos o al hecho de que pueda consumirse alcohol en el interior. Pero lo obvio, lo que nos hizo ver desde el principio que esto no hay por dónde cogerlo, es que no tienen licencia para otro uso que no sea el deportivo”.
La demanda, admitida a trámite por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 53 de Madrid, supone que “JAS” declarará el 29 de octubre en los juzgados de Plaza de Castilla. La acusación particular solicitó también la citación de Almeida y el delegado de Medio Ambiente, Urbanismo y Movilidad, Borja Carabante, aunque el tribunal lo ha rechazado por el momento. “La jueza argumenta que no puede considerar una inacción las multa que se ponen a los promotores, aunque esas sanciones vayan a la promotora de Taylor Swit y no al Real Madrid. Y aunque pagar 20.000 euros les suponga menos que costearse el hotel”, expone José Manuel.
Respecto a la cuestión económica, la masa social de las asociaciones y el perfil sociológico de sus asociados permite afrontar unos gastos inasumibles en otras batallas vecinales. Fuentes vecinales deslizan que los fondos combinados de ambas agrupaciones “están en los seis dígitos”. La entidad de Afectados por el Túnel opera mediante aportaciones directas, mientras que la de Perjudicados cobra además cuotas.
O tienes una buena pericial o te comes los mocos, sería nuestra palabra frente a la del contrario
Todo para conseguir el dinero con el que financiar a abogados, tareas de comunicación o peritajes de parte. “O tienes una buena pericial o te comes los mocos, sería nuestra palabra frente a la del contrario”, recalca Sacramento. “Somos muchos, la gente tiene conciencia del daño que se está haciendo y se están rascando el bolsillo”, apostilla. La diferencia es que en otros barrios no hay nada que rascar.
Existen además condicionantes físicos y materiales que no permiten equipar cada conflicto. Gema, de la Plataforma Stop Mad Cool Villaverde, precisa que “el Bernabéu lo van a insonorizar, por eso paralizan los eventos y es normal porque lo que habían hecho es un atentado vecinal”. Lamenta, claro, que “en nuestro caso el espacio no se puede insonorizar” al tratarse de un recinto de festivales al aire libre.
Eso sí, los afectados no confían en que la insonorización del estadio merengue sea factible. “¿Qué van a hacer? ¿Tapiarlo todo?”, se preguntan las hermanas Ramos. José Manuel opina que el “desastre sonoro” ha facilitado de hecho el aplazamiento de los conciertos: “En el de Romeo Santos la acústica fue espantosa. Se escuchaba mejor fuera que dentro y yo creo que ahí vieron claro que hasta por su propio bien había que hacer algo”. Para Alejandro, todas estas molestias de sus compañeros de Chamartín esconden un problema de fondo: “No es una batalla solo por el ruido, es sobre el concepto de ciudad que queremos”. Y esa batalla, como todas, también es en parte una lucha de clases.