Nueve años después de que Ana Botella ampliara las posibilidades de bares y restaurantes para ocupar las calles con sus mesas y sillas, el Ayuntamiento de Madrid aprueba la normativa que regulará en la hostelería el uso del espacio público. En 2013 salió adelante como respuesta municipal a la Ley Antitabaco y en 2022 llega para ordenar todos los veladores que surgieron con la pandemia en múltiples formatos, para ayudar a la supervivencia del sector.
La responsable de haber dado forma a la Ordenanza de Quioscos y Hostelería de Restauración, la concejala Silvia Saavedra, explicó en el Pleno municipal de su aprobación las virtudes frente a la norma de Botella, que considera “anticuada y desfasada”. La principal es que regula nuevas formas para disponer las mesas y sillas en la calle que se han experimentado durante la crisis sanitaria: mantiene durante dos años más la mayoría de terrazas situadas en aparcamientos (salvo en barrios con protección acústica) y establece las normas para que se coloquen en esquinas, en aceras estrechas con mesas altas o junto a los mercados municipales, entre otros nuevos lugares.
A cambio de permitir más flexibilidad a la hora de permitir el despliegue hostelero en las calles, el régimen sancionador es más estricto, así como también lo serán sus horarios. Las sanciones contarán con mayor cuantía económica y podrán llegar hasta a anular el permiso durante al menos un año si se acumulan dos sanciones graves. También habrá un responsable de la terraza en cada local, que actuará de mediador con la administración y los vecinos.
Para controlar la abundancia de terrazas en determinadas zonas de Madrid donde se producen conflictos con el descanso vecinal, Saavedra destacó que se trabajará sobre un mapa saturación de veladores ya publicado y que reúne hasta 256 puntos potencialmente problemáticos, sobre los que se podrán poner límites como acortar horarios de funcionamiento, quitar elementos de su mobiliario o incluso que los distritos decreten una moratoria.
La Ordenanza de Terrazas sale adelante gracias al acuerdo del Ayuntamiento de Madrid con el Grupo Mixto, con el que han validado los principales puntos de la normativa -Saavedra ha llegado a afirmar que ha sido “un auténtico honor trabajar junto al señor Calvo”- y añadido algunas de sus propuestas como la supresión de las estufas de gas. El resto de partidos de la oposición ha criticado duramente la medida, además de anunciar su intención de cambiar la normativa cuando tengan ocasión.
El debate sobre la ordenanza ha sido intenso y bronco en algunos momentos. Se inició con la expulsión de un grupo de vecinos que desde la tribuna de invitados mostraba pancartas y replicaban las explicaciones del equipo de gobierno. El presidente del pleno, Borja Fanjul, les expulsó después de que los empleados municipales les intentaran retirar sus pancartas. Era la última acción de protesta de las asociaciones vecinales, que ya han advertido que la norma “avivará los conflictos” ya existentes.
La vicealcaldesa, Begoña Villacís, se mostró orgullosa de que la normativa, que calificó de “equilibrada”, saliera adelante después de meses de debate y negociaciones. “No voy a pedir perdón por haber salvado 6.000 puestos de trabajo”, dijo en referencia a su apoyo al sector hostelero. La portavoz del PSOE, Mar Espinar, le afeó sin embargo que en la memoria de la ordenanza solo se recogieran “entre 65 y 85”. “Esta ordenanza jamás tendría que haberse aprobado, es una norma llena de trampas, de agujeros normativos, vuelve a regalar el espacio público de Madrid a cambio de nada”, añadió la socialista.
Nacho Murgui, que intervino por parte de Más Madrid en el debate, calificó la norma de “desordenanza de terrazas” y recordó que los vecinos de muchas de las zonas saturadas permitieron la “excepcionalidad” durante la crisis sanitaria y acusó al equipo de gobierno de querer hacer “permanentes” dichas medidas adoptadas durante la pandemia.
Una vez aprobada, la ordenanza que regula las terrazas en Madrid entrará en vigor el próximo 1 de febrero, después de su publicación en el Boletín Oficial del Ayuntamiento. Ese día desaparecerán 23 terrazas sobre aparcamientos de la zona de Gaztambide, pero lo que ocurrirá en el resto de la ciudad es todavía una incógnita. A partir de ese momento, serán los distritos los que tengan que decidir sobre el futuro de la mayoría de zonas saturadas recogidas en el mapa.