Una película para la alcaldesa del PP que se rebeló contra el 'dedazo' de Esperanza Aguirre

Diego Casado

6 de noviembre de 2021 22:02 h

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Mejorada del Campo es un pueblo de Madrid que sale poco en las noticias. Rodeado de otras localidades de mayor tamaño como Rivas o San Fernando de Henares, sus 23.000 habitantes no suelen protagonizar grandes hazañas. Recientemente solo se recuerda la de uno, Justo, el hombre que se propuso construir allí una catedral con sus propias manos. Sin embargo, un director de cine cree haber encontrado a otra persona que merece un hueco en la historia: una mejoreña que apareció en los telediarios nacionales fugazmente en la primavera de 2015 y de la que nunca más se supo. Ella, Cristina Carrascosa, es la protagonista de su película.

“Necesitamos historias positivas que vengan desde la política porque estamos asfixiados de corrupción, hablar sobre gente que se comporta de manera digna y se rebela ante lo injusto”, explica en conversación con este periódico el director de la obra cinematográfica, Alejandro Zumaquero.

Él conoció la historia de Cristina en esa época de Madrid en la que una noticia sobre corrupción tapaba a la anterior y los escándalos duraban como mucho una semana. El que destapó la exalcaldesa sucedió en abril de 2015, poco antes de las elecciones: un enviado de Esperanza Aguirre, por entonces presidenta del PP de Madrid, le exigió que cambiara su lista electoral para incluir en ella a tres miembros del partido que se habían quedado “descolgados” y que no tenían ninguna relación con Mejorada. Ella se negó en rotundo, a la vez que defendía su gestión de cuatro años como alcaldesa en una plaza donde nunca había gobernado la derecha. A los pocos días, el Partido Popular fulminó de la lista electoral a ella y a su equipo.

Una semana después, elDiario.es publicó los detalles de la reunión, que quedaron recogidos en un audio grabado durante el encuentro. En él se atisbaban las cloacas del funcionamiento del PP de Madrid y la tensión a la que el mensajero de Aguirre, Bartolomé González, llevó a Cristina Carrascosa y a sus acompañantes. Alejandro Zumaquero escuchó ese audio y, pasados varios años, decidió reproducirlo palabra por palabra en un cortometraje, con actores que se comportaran exactamente igual que los protagonistas reales.

“La realidad es a veces tan compleja y tan fuerte que los que contamos historias solo tenemos que reflejarla”, explica el director sobre el formato de imitación que eligió para su película. Él se centró solo en enriquecerlo con una puesta en escena impactante, que exaltara lo que se estaba diciendo. Después añadió algo de contexto al inicio de la grabación y lo tituló Esperanza contra Esperanza, con la idea de que se empiece a ver en festivales dentro de poco. Este es su tráiler:

Alejandro no contactó con Cristina Carrascosa hasta tener rodado el corto. Quería evitar que al conocerla pudiera cambiar su opinión sobre ella o que le influyera la persona real en lo que quería representar. “La grabación es muy fiel a lo que sucedió, aunque el despacho que aparece es muy mono, a nosotros nos metieron en un zulo”, recuerda la exalcaldesa en conversación telefónica con Somos Madrid. Seis años después de todo aquello, Carrascosa rememora de forma clara cómo sucedió:

“En ningún momento tuve la sensación de estar hablando con compañeros, pese a que a Bartolo lo conocía de siempre”, dice en referencia al representante de Aguirre. Aunque le dolió la orden en sí, lo que más daño le hizo es la actitud chulesca, con interrupciones constantes y con una posición de superioridad inapropiada. “Imagino que él estaba en una situación en la que si no hacía eso se jugaba su puesto y su vida laboral seguramente”, añade.

Una victoria en una plaza imposible

Cristina Carrascosa fue elegida por primera vez como candidata del PP en Mejorada del Campo en el año 2003. Se iba a mudar a esta localidad, así que con 35 años pidió una excedencia de su trabajo -es psicóloga y funcionaria- y cogió el ofrecimiento con cautela, porque en aquel pueblo siempre había gobernado la izquierda con mucho margen. “Me lo pidieron como un favor y yo sabía cómo tenía que trabajar, haciendo mucha calle, hablando con la gente para que te contaran lo que les gustaba, lo que no y sumando a quien se quisiera incorporar”, explica, detallando un manual clásico de lo que debería ser un político local: “La gente quiere conocerte y hablar contigo, que no seas alguien que solo sale en un cartel”, dice. Así se pasó los ocho primeros años como concejala y su estrategia funcionó: en 2011 ganó la alcaldía para el PP, un hecho inédito en esta localidad.

“Cuando logré que todo el mundo del partido se sintiera parte del proyecto, los que estaban antes y los que llegaron nuevos, estos vinieron y me dijeron que prescindiera de ellos y pusiera a quienes decían”, recuerda Cristina volviendo al momento de la reunión en el que le pedían que traicionara la confianza de su gente para colar a los paracaidistas que le imponían desde Génova. “No me iba a plantar en el mercadillo de los jueves a repartir mecheritos de propaganda junto a un señor desconocido, para luego decir que lo he puesto en mi lista y he quitado a uno de los que sí ha estado trabajando conmigo todos estos años”. “Llegados a ese punto no era viable seguir. Yo no iba a hacer lo que fuera por seguir al frente del partido en Mejorada. Para eso no valgo”, afirma.

Yo no iba a hacer lo que fuera por seguir al frente del partido en Mejorada. Para eso no valgo

Carrascosa acudió a la reunión con cuatro personas más de su equipo, aunque en el corto solo se representa a tres por motivos de guión. Antes había decidido en comité mantener la lista inamovible -estaba aprobada por la dirección desde febrero- porque imaginaban que la reunión a la que les habían convocado no sería cordial. “Cuando echas un órdago te imaginas lo que puede pasar, pero no pensé que nos iban a quitar a 19 personas de las 21 de la lista sin avisar”. La entonces alcaldesa de Mejorada se enteró por el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid que se quedaba fuera de la candidatura electoral. Intentó reunirse con Cristina Cifuentes, que por entonces presidía el Comité de Garantías, y no la recibió. “Después de ese día, nadie me volvió a llamar para decirme nada”. No tuvo más comunicación con el partido que una carta enviada a su domicilio en la que le comunicaban su baja definitiva e inapelable en el PP por la difusión del audio. “Hay gente a la que imputan y le suspenden provisionalmente, a mí me expulsaron para siempre”, ironiza.

Las elecciones se celebraron el 20 de mayo y la lista que impuso Esperanza Aguirre se dio un batacazo de votos en Mejorada, perdiendo una alcaldía que nunca más ha vuelto a recuperar el PP. Cuando tomaban posesión los nuevos concejales electos, Cristina volvía a su puesto de funcionaria, en el que sigue trabajando y que no se plantea abandonar para ninguna otra aventura política, aunque la gente se lo siga pidiendo por la calle. “En su momento pensaba que en la política podía hacer cosas, pero cuando llevas un tiempo en tu trabajo normal empiezas a darte cuenta de que le has quitado mucho tiempo a tu familia que es muy difícil de recuperar, y si lo pones en una balanza no sabes hasta qué punto te ha merecido la pena”, valora ahora.

Volviendo al cortometraje, su director quiere ahora poner en valor un ejemplo positivo que “quedó enterrada por la voz mediática de Esperanza Aguirre”, que se dedicó a descalificar a Cristina Carrascosa difundiendo datos falsos, pese a los intentos de la exalcaldesa por defenderse. Alejandro Zumaquero intenta “que no se falsee la historia aunque no haya una condena penal y que se conozca cuál fue la gestión de Aguirre en el PP de Madrid”. En la ficción, el personaje de Cristina “ofrece la única esperanza que tenemos: los que en las instituciones intentan hacer las cosas bien, aunque las cúpulas no quieran”, apostilla Alejandro Zumaquero. “Son personas que ofrecen algo positivo para la sociedad, que luchan como leonas”.

La película, que sigue la estela de documentales ficcionados como B de Barcenas o indaga en aspectos oscuros del PP como El Reino, comenzará su distribución por festivales a partir de enero del año que viene y, cuando haya cumplido este recorrido, se colgará en abierto para que cualquier persona pueda verla. La ilusión del director es que combata la polarización en la que se está sumergiendo la sociedad española y sirva como punto de partida para crear una trilogía de la misma temática. “Me gustaría que llegara a todo el mundo y, aunque es un poco quimera, que inspirara a políticos, para que vean que la sociedad valora la gente que no se corrompe, que se comporta de manera digna y ética”.

Cristina Carrascosa confiesa sentirse un poco abrumada por esta posición en la que le coloca el director del corto y se limita a sugerir que todo sería menos corrompible “si los políticos tuvieran una profesión aparte a la que volver, eso haría que miraran un poco más por los vecinos”. Cree que el cortometraje “no va a gustar” a la gente que está en política, porque les parecerá que lo suyo fue “una salida de tiesto que no se hace”. Pero piensa que a las generaciones más jóvenes sí que les puede inspirar, mientras recuerda con orgullo cómo sus hijos mayores -entonces tenían 15 y 17 años- y su pandilla de amigos le tomaron como referente cuando se plantó ante el poder de Aguirre: “Aprendieron que se puede pelear de otra manera, no tienes por qué aguantar con todo lo que te digan”.