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Las obras de Plaza España acabarán este 2021: así avanzan los trabajos y así quedará según el proyecto

Diego Casado

20 de abril de 2021 14:25 h

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La Plaza de España lleva más de dos años de obras. El que iba a ser el proyecto estrella de la legislatura de Manuela Carmena, con votaciones ciudadanas en varias fases, acumuló tantos retrasos por razones presupuestarias y de patrimonio que los trabajos solo se pudieron iniciar al final de su legislatura. La actuación que iba a durar entre 16 y 18 meses, según los cálculos iniciales, se alargó a los 21 cuando se adjudicó el contrato. Y con esa previsión arrancaron las obras en marzo de 2019, esperando que a finales de 2020 hubieran terminado.

Sin embargo, nuevos descubrimientos arqueológicos en la calle Bailén y el paso del temporal Filomena complicaron aún más los trabajos, que iban a terminar este verano y que ahora se podrían extender a lo largo de lo que queda de año. “Las obras llevan buen ritmo”, explican a Somos Madrid fuentes municipales, que pueden asegurar que los madrileños podrán disfrutar de este espacio antes de que finalice 2021.

El ritmo de los trabajos se puede comprobar a pie de calle, donde la forma de la nueva Plaza de España ya se puede intuir en muchas partes de la obra. Tal vez la más evidente sea la explanada central circular, que se divisa desde la terraza del hotel Riu, un lugar diseñado para albergar eventos y en el que todavía no se han plantado los árboles que rodearán el espacio y que darán verdor al entorno.

El verde es el color que más destaca en las recreaciones de cómo será este lugar del centro de Madrid una vez que finalice el proyecto. De momento predomina el marrón de la tierra y el de los árboles caducos, pelados en invierno y en los que empiezan a brotar sus hojas por la primavera. El proyecto ganador del concurso, Wellcome Mother Nature, prevé un importante aumento en su número (de unos 800 a 1.300) en el entorno, aunque probablemente habrá que esperar algunos años para que los recién plantados adquieran un porte considerable.

De momento, podemos imaginar cómo será la nueva Plaza de España de Madrid fijándonos en las recreaciones que los autores del proyecto difundieron en su momento para mostrar las bondades de su actuación. Uno de los lugares donde los trabajos están más adelantados es en el lateral Oeste de la plaza, continuación de la calle San Leonardo. Allí ya se han colocado los adoquines que marcarán el trazado de la nueva vía, que estaba pensada para tener un uso eminentemente peatonal y también ciclista, como muestra esta imagen:

A la vista de la comparación con la imagen actual (en el centro) la recreación (abajo) no dibujó la entrada al aparcamiento prevista, que estrecha la calle en este punto hasta hacer difícil la continuidad de la vía ciclista imaginada por los urbanistas. Después, el ancho sí que es notablemente superior.

Bajando por esta calle se llega a uno de los puntos que primero acabó su reforma. Se trata de la plaza Emilio Jiménez Millas, a la que muchos de los espectadores de los cines Renoir habrán salido después una proyección. El lugar, que antes era un aparcamiento sin apenas aceras, se ha convertido en un lugar tranquilo, con bastante sitio donde sentarse, en el que está prohibido estacionar los coches. Varios bancos completan un espacio tranquilo y sombrío, al que todavía le falta el verde de las hojas de sus árboles y del césped.

Bajando por la calle hacia la esquina suroeste de la plaza se empiezan a intuir los triángulos que conformarán los diferentes espacios para el césped en la que será la parte más arbolada. Una senda ciclista atravesará este lugar, por encima del paso elevado, que se ha mantenido. Esta será la zona donde se colocará el columpiódromo.

Al sur de la plaza es donde las obras parecen menos avanzadas. A la izquierda, en la extensión de Ferraz, se acumulan máquinas de obras. El terreno bajo el que pasa el túnel de Bailén aún tiene que cambiar mucho de aspecto para parecerse a las recreaciones. También se tendrá que trasladar a esta zona la fuente ornamental que se desmontó de la parte norte, pieza a pieza, para volver a recuperarla.

Desde esta perspectiva y con las hojas ya asomando en las ramas de los árboles, la imagen que se obtiene se puede asemejar bastante algo más a las idílicas estampas (niños con cazamariposas incluidos) con las que se imaginó su futuro aspecto.

Peatones y conductores cruzan este espacio del centro de Madrid como si pasaran por una gymkana, con muchas subidas, bajadas y giros inesperados. Uno de los accesos más complicados ahora y que será mucho más cómodo cuando acaben los trabajos es el de la Cuesta de San Vicente. Una suave pendiente servirá para acceder a la calle Bailén y al resto de la Plaza España gracias al paso elevado.

Por este tramo pasará uno de tres los carriles bici dibujados por el proyecto y que todavía no se intuye en ninguna de las zonas en obras. Según los planos adjudicados en el concurso municipal, uno de ellos servirá para subir el empinado de San Vicente desde casi Príncipe Pío aunque en lugar de estar situado entre el carril bus y el resto del tráfico se encontrará junto a la acera.

Donde parece que antes acabarán las obras será en la unión entre Princesa y la Gran Vía. Allí se ejecuta la ampliación de aceras, que servirá para que los peatones dispongan de mucho más espacio al paso frente al Edificio España. La remodelación de Princesa, que también forma parte de este contrato en el que el Ayuntamiento gastará 62 millones de euros, acabó hace unos meses.

Tanto en Princesa como en la calle Ventura Rodríguez se puede ver el aspecto final de parte de un proyecto cuyos planos se han ido modificando a medida que la obra avanzaba. En algunos puntos no se corresponderá con el resultado final. Por ejemplo, el diseño de los arquitectos preveía colocar la estatua de Don Quijote y Sancho Panza mirando hacia el Edificio España, cosa que acabó prohibiendo Patrimonio. La zona del palacio de Godoy tampoco está claro cómo quedará, pues sus restos se van a mostrar al público, integrados en los jardines previstos en esa parte.

Lo que parece claro es que el entorno experimentará un importante cambio antes de que finalice el año, eso si otros retrasos inesperados no impiden acabar el proyecto de reforma más importante del centro de Madrid en los últimos años.

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