En 2018 escribí un artículo titulado “El Parque Juan Carlos I, no es un parque de atracciones” a raíz de una iniciativa de Ciudadanos que pedía la concesión del uso privativo del dominio público para la explotación del alquiler de material de ocio como kayaks, patinetes acuáticos, waterballs o karts a pedales en el Parque Juan Carlos I (Parque Olivar de la Hinojosa) ubicado en el distrito de Barajas “como se hace en otras zonas turísticas” para “mejorar la oferta de ocio y generar empleo”.
Ya por aquel entonces mi reacción fue perplejidad pues estaban concibiendo el Parque Olivar de la Hinojosa como un parque de atracciones pervirtiendo su actual uso y disfrute por parte de la ciudadanía y la propia concepción holística del Parque, bajo el mantra de crear empleo.
Una vez en el gobierno PP, Ciudadanos e incluso el PSOE desde la oposición quieren que se instalen dos zonas de restauración cerca de los accesos norte y sur para lo cual se sacó un concurso público que felizmente quedó desierto.
¿Cuál es el problema, y por qué estamos en contra?
Primeramente cabe recordar que ya existen máquinas de autoventa de bebidas así como quioscos que abren de forma temporal donde se pueden adquirir helados, refrescos o algún tentempié pero parece que para algunos esto no es suficiente y quieren crear dos nuevas zonas de restauración de forma permanente.
En cambio nosotros concebimos el Parque como un referente social de la ciudad con inestimables valores culturales y paisajísticos que han alcanzado una equilibrada interrelación entre elementos naturales y artificiales y no como una mera zona de ocio.
El problema es cuasi filosófico, en lo que entendemos que debe ser el parque y que usos se pueden hacer en el mismo.
Nosotros lo entendemos como un gran parque público y referente de la ciudad, siendo en sí mismo un excepcional paisaje cultural y un pulmón verde donde disfrutar de un leve remanso de paz y tranquilidad en plena zona urbana de la ciudad más poblada del país donde hacer deporte, disfrutar de una actividad cultural o simplemente pasear, descansar y desconectar del bullicio y ritmo frenético de la ciudad, un espacio necesario donde retirarse y cuidar de nuestra salud mental.
Y esta visión es incompatible con la instalación de zonas de restauración que para que sean rentables necesitan de la construcción de nuevos espacios donde ubicar cocinas, terrazas, almacenes, veladores necesarios para su apertura durante todo el año y una buena cantidad de mesas y sillas ocupando un gran espacio del parque sumado al trasiego para la mercancía y generando una dicotomía entre su actual uso y disfrute por parte de la inmensa mayoría y un nuevo público atraído por esos lugares de restauración alejados de la concepción y actual uso y disfrute del parque y que sin duda generaría ruido y molestias a la inmensa mayoría.
Y no menos importante sin necesidad alguna, porque en el entorno del Parque tanto en el distrito de Barajas como en el de Hortaleza ya existe una rica y variada oferta gastronómica y de restauración.
La “construcción, explotación y conservación de dos quioscos permanentes con terraza de veladores” no es una simple y pequeña terraza donde tomar un café o cerveza como algunos nos quieren hacer creer. Lo que se propone no es nuevo, lo vemos y sufrimos a diario en el Parque del Retiro, sin lugar a dudas, el parque más emblemático de la ciudad. Inundado de bares y terrazas por doquier, tergiversando lo que debiera ser el espíritu del Parque, un lugar apartado y distante del bullicio de la gente y más cercano al recogimiento y la abstracción.
Sorprende que al mismo tiempo que se apoyen este tipo de iniciativas contrarias al espíritu del Parque se apoye también la propuesta de la Asociación “Barajas BIC” para declarar el Parque, “Bien de Interés Cultural” en la categoría de Paisaje Cultural que define éstos como «los lugares que, como resultado de la acción del hombre sobre la naturaleza, ilustran la evolución histórica de los asentamientos humanos y de la ocupación y uso del territorio» y su propuesta para convertirlo en un referente cultural de la ciudad.
No tenemos que buscar fórmulas que prostituyan este espacio tan apreciado, sentido y querido por la ciudadanía madrileña sino en seguir trabajando por mantenerlo en las mejores condiciones, en recuperar su Auditorio y Estufa Fría, en fomentar su uso cultural y mantener a toda costa este reducto de sosiego y desconexión.
FIRMA:
Daniel Sánchez García, vocal de la Juan Municipal de Barajas por Más Madrid